Gestionar la grieta
Ala habitual dicotomía entre Gobierno y oposición se le suma la que enfrenta, ya sin remedio, a Alberto Fernández con su vice Cristina Kirchner. Esa grieta dentro de la grieta genera episodios inusitados como los que se vieron en los últimos días. En el Senado, donde reina CFK, los legisladores cristinistas de Unidad Ciudadana dividieron el bloque del Frente de Todos para convertirse así en la segunda minoría y poder designar a un representante más en el Consejo de la Magistratura, sin avisarle de antemano al Presidente. El elegido fue Martín Doñate, un allegado a Cristina. En cambio en la Cámara de Diputados, cuyo titular es Sergio Massa –la tercera pata de la fragmentada coalición de gobierno–, la estrategia elegida fue no dividir el bloque oficialista y sí acordar con la oposición para que pueda designar a una representante, Roxana Reyes. Aunque esa actitud dialoguista mereció el reproche inmediato del titular de los diputados del FdT, Germán Martínez, que avisó que impugnaría lo actuado de Massa, su superior en los papeles. ¿Cuántos oficialismos hay?
Las divisiones en el Gobierno se convirtieron en una pesada carga para la gestión diaria, sobre todo después del acuerdo con el FMI que el cristinismo se negó a v votar en el Congreso y que aceleró el quiebre de la coalición. Hoy conviven, en la cima del poder, un Presidente y una vice que públicamente admiten que no se hablan y ni siquiera se responden los mensajes de Telegram. Y debajo de ellos dos se tejen conspiraciones, se lanzan advertencias y se piden cabezas como la del ministro de Economía, Martín Guzmán.
Lo grave es que esas batallas, que no presagian nada bueno, se dan en el contexto de una crisis que combina deterioro económico, hartazgo social e inflación fuera de control. No queda margen para la irresponsabilidad.