Locos por los pies
Qué es la podofilia y cómo se extendió su práctica con ayuda de las redes. Los famosos que la practican y los que venden fotos en la web.
De
acuerdo a una encuesta realizada por el portal para relaciones adúlteras Gleeden, más de la mitad de los argentinos afirma tener algún fetiche sexual. Las prácticas sadomasoquistas y el voyeurimo son las predilectas, pero la que mayor crecimiento mostró en los últimos años -al punto de convertirse en un negocio a través de las redes sociales y apps específicas- es la podofilia. A lo largo de la historia, los pies han generado un fetichismo particular en la historia del sexo y, con el advenimiento de nuevas tecnologías y modos de conectarse entre personas, el fenómeno no para de crecer.
De acuerdo al sondeo, cerca del 10 por ciento de quienes buscan prácticas sexuales no tradicionales encuentran en los pies su objeto de deseo. Tanto ha crecido esto que hay famosos que se sumaron a comercializar imágenes de sus pies por suculentos ingresos en dólares, y además se organizan fiestas para quienes disfrutan de esta práctica erótica.
DESEO. “He tenido pacientes que son fetichistas de pies y la verdad es que no le hacen mal a nadie. Es su fantasía. Ellos ponen en ese lugar del cuerpo su deseo sexual, entonces no sienten ningún tipo de estímulo si no depositan su atención en esa zona del cuerpo de la otra persona. Es la cultura de la sexualidad de ese individuo en particular”, explica a NOTICIAS la psicóloga y sexóloga Sandra Lustgarten.
Al igual que muchas otras prácticas eróticas que se alejan de lo que se considera tradicional, la podofilia es considerada una perversión. “Está considerada como una perversión, pero claramente no es dañina como si lo es la pedofilia. Hay un abismo de diferencia. No podemos ponerla al nivel de otras prácticas y deseos sexuales donde hay delitos o incluso subyacen enfermedades mentales”, detalla Lustgarten.
Así, la podofilia no es dañina para con otras personas, sino que quienes tienen esta preferencia sexual son los que más sufren: “Les es muy difícil entablar relaciones y que la otra persona entienda que su estímulo sexual lo encuentran en los pies”,