Segundo tiempo de Macri
Es casi un acto reflejo. Cada vez que está en problemas, Javier Milei recurre a Mauricio Macri en busca de ayuda. Ocurrió tras las elecciones generales de octubre pasado, cuando el libertario inesperadamente fue superado por Sergio Massa y en cuestión de horas tejió un acuerdo con el ex presidente para sumar fuerzas e imponerse en el ballotage. Y volvió a suceder ahora, luego de que la primera iniciativa legislativa de su gobierno, la Ley Ómnibus, naufragara en Diputados. Cuando Milei se siente arrinconado, ahí aparece Macri.
El ex presidente sabe que en esta crisis hay una oportunidad para él. Es la de su “segundo tiempo”, como define en su jerga futbolera la posibilidad de volver al poder –aunque sea compartido– y redimirse ante la Historia luego de una gestión tan traumática como la que protagonizó entre 2015 y 2019. En las negociaciones de estos días, en las que se discute el ingreso de nuevos cuadros macristas al elenco oficial y la conformación de un interbloque en el Congreso, queda en claro que hay una mutua dependencia. Macri necesita a Milei para volver a ser, y el libertario precisa del ex presidente para seguir siendo. Pero no necesariamente todos en el PRO comparten la estrategia de cogobierno. Los críticos del acuerdo, que por ahora sólo hablan en voz baja, dicen que en esta aventura tienen mucho para perder y casi nada para ganar. La ecuación que plantean es simple: si a Milei le va bien, terminará absorbiendo al PRO y diluyéndolo; si le va mal, el macrismo terminará compartiendo la responsabilidad del fracaso. ¿Dónde está el negocio?
Por ahora, Macri hace caso omiso a esas advertencias. Su renovado afán de protagonismo puede más.
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