Olé

Somos los Piratas

Obolo lidera el festejo de los remadores: hizo el 1-0 a Crucero.

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Yya lo ve, y ya lo ve, es el puntero cordobés...”. A nadie le interesa qué puede ocurrir hoy con los partidos de Boca, River y San Lorenzo. Para los hinchas de Belgrano, para sus jugadores, el campeonato entró en una suerte de suspensión y quedó flotando con una tabla de posiciones que hace historia para el fútbol de la provincia, para el populoso club de barrio Alberdi. La cima es del Pirata, polizón de un torneo que no lo tenía como candidato en los papeles de nadie. Sin embargo, con un tercio ya disputado, y mientras a muchos se les quemaron los papeles, el equipo de Zielinski se ríe a carcajadas. Retumban los pasillos del Kempes: son los gritos de los jugadores en el vestuario ganador, exultantes, deseosos de salir pronto a respirar el aire puro de la Docta y a celebrar porque, aunque sea por unas horas, en el campeonato argentino - junto con Rosario Centralman­da Belgrano. Agrandado anda el equipo, como agrandado camina Cristian Pérez. ¿Quién? El Gato. ¿Quién? El ideólogo del detalle con el que los jugadores de Belgrano celebraron su gol. Auxiliar de prensa en el estadio e hincha rabioso del Pirata, el Gato creyó en la semana que el festejo de un gol de su equipo se vería más bonito si en vez de hacer de cuenta que tienen unos remos, los futbolista­s tuviesen un par de verdad. Entonces, llamó a un amigo que tiene un bote, los tomó prestados y le tiró la idea al Chino Zelarayán, quien en nombre de todo el plantel agarró viaje. Y ahí estuvieron los remos, detrás del arco, esperando un gol del equipo para teatraliza­r un festejo que comenzó en repudio a los fallos arbitrales que, según los jugadores, perjudicab­an seguido al equipo. Había que remarla, era la consigna. Y lo sigue siendo, aunque ya nadie piensa en los pitos sino en la reafirmaci­ón, partido tras partido, de un momento de alto nivel. Son cinco victorias al hilo con la de anoche, y una sumatoria que va más allá estos 15 puntos: tiene que ver con la acumulació­n de ánimo, de buena onda, de una victoria que llama a la otra. Y consolida la regularida­d de un equipo que contra Crucero tuvo a Obolo preciso para cambiar el palo con su cabezazo goleador, a Rigoni más preciso aún para meter un centro hermoso y jugar con calidad, juntándose con Zelarayán y haciendo de Belgrano un equipo fuerte, sólido e incisivo. No brotaron del suelo las chances de gol, pero resultaron suficiente­s como para merecer una amplitud mayor que el 1-0 final, justificad­o en la buena actuación de Ramírez, el arquero de Crucero. Fue un triunfo importante que significó el privilegia­do acceso a la punta, toda una pirateada a los candidatos de tanto cartel y renombre que tiene este campeonato.

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 ??  ?? Obolo, en el festejo de su gol, fue el capitán de la nave y tomó los remos que estaban preparados atrás del arco.
Obolo, en el festejo de su gol, fue el capitán de la nave y tomó los remos que estaban preparados atrás del arco.

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