LA HISTORIA EN SUS MANOS
Gallardo va por su máximo desafío: revertir un 0-3 para escribir otro gran capítulo de River en la Copa.
“SENTIMOS QUE LO PODEMOS DAR VUELTA”. SE TIENE FE
Lo planteó como su “máximo desafío”. Se propuso tocar “las fibras más íntimas” de sus jugadores. Pensó en todos los detalles, desde los futbolísticos hasta por cuál puerta debe entrar el micro para que los jugadores se contagien de la energía de los hinchas. Marcelo Gallardo jugará su partido, aunque no pise el césped, en su capacidad como entrenador están depositadas las esperanzas de todo el mundo millonario que intentó transmitir confianza y optimismo desde hace una semana, cuando el 0-3 en Cochabamba lo dejó al borde del nocaut en la Copa Libertadores.
El hombre que consiguió que los fanáticos no extrañaran a Ramón Díaz, el que transformó a River en un equipo copero, el que saldó las deudas en los superclásicos internacionales, el que se reinventó una y otra vez intentará esta noche que su historia sea aun más mitológica. No es fácil ni imposible, como repitieron desde el propio Muñeco hasta Amadeo Carrizo, pasando por los jugadores, los históricos, los dirigentes y los propios hinchas. Si lo consigue, no sólo se meterá en las semifinales de la Copa sino que logrará un envión anímico difícil de equiparar para encarar lo que venga. Si no se le da, tal vez signifique el principio del fin de una era que ya marcó una etapa en Núñez.
Tan importante es que su equipo entierre el fantasma de Alario y la meta como que la defensa se acuerde de las bondades de Mercado, Funes Mori y Vangioni para que los bolivianos ni se acerquen al área de Lux. Es cierto que un gol rápido ayudaría a calmar las ansias y a que la locura de las tribunas no se traslade al campo, pero también es cierto que hay un poco más de 90 minutos para jugar y marcar la diferencia buscada.
Llegó el día del desafío. Arranca a las 19.15. A todo o nada. Para seguir batallando en la Libertadores o será Waterloo. En Napoleón confía todo River y a él se encomiendan una vez más.