ES UN SALTO A LA SUERTE
A los atletas se les asigna su caballo por sorteo y sólo tienen algunos días para entrenar con él. Hoy, Richard Kierkegaard va por la final individual, a las 14.
Uno de los grandes pilares para el éxito en la equitación, es la conexión que pueda generar el jinete con su caballo. Sin embargo, en Buenos Aires 2018, los 30 atletas conocieron a su compañero por sorteo y sólo tuvieron algunas horas para subirse y practicar. Richard Kierkegaard, el único argentino participante en esta disciplina, terminó la jornada de ayer entre los 14 primeros, sin ninguna penalización. Hoy irá en búsqueda de las medallas de la prueba individual, desde las 14.
“Al principio estaba medio complicado, pero me supe adaptar. Me tocó uno de los buenos, no es el mejor ni el peor. Hicimos las dos pistas sin faltas y estoy contento. Tuve estos dos días para trabajar, sentir cómo está el caballo, pero por los resultados estoy con las mismas chances de cualquiera para el individual”, comentó el argentino, que estuvo en coma tras caerse de un caballo en una competencia, tres años atrás.
Todos los atletas pasan por la misma situación. Yara Hanssen, medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud Singapur 2010 y Young Change-Maker (jóvenes modelo) en Buenos Aires 2018, recordó esa ansiedad previa al torneo. “Es un enorme desafío. Entrás al evento con una incertidumbre increíble. En hockey 5 o tenis siempre usás tu equipo, pero en ecuestre ni siquiera sabés el color de tu caballo”, explicó. Toca, toca, la suerte loca.
“ME TOCÓ UNO DE LOS BUENOS”.
“NO ES EL MEJOR NI EL PEOR”.