DIVINO TESORO
La competencia de los jóvenes superó todas las expectativas. Más de 600 mil ya fueron a verla.
No debe haber registros de algo similar a esto que está ocurriendo con los Juegos Olímpicos Juveniles en Buenos Aires. La cantidad de gente desborda los cuatro sectores más grandes en los que se dividen las sedes. Tecnópolis, Palermo, Puerto Madero, Parque Sarmiento, el Parque Olímpico en Villa Soldati... Todo lleno de chicos y grandes que, quizá, ni saben qué verán, pero van.
Desde el sábado, con una ceremonia de apertura que rompió los récords de asistencia en lo que se refiere a olimpismo moderno (generalmente se hace en estadios, esta vez se desarrolló al aire libre alrededor del Obelisco), ya se alcanzaron los 600.000 espectadores en las diferentes disciplinas y escenarios.
El domingo, primer día del torneo, había diez cuadras de cola para entrar al Parque Olímpico, donde iban entrando de a 100 personas contadas de a una vía megáfono. Para ir a ver gimnasia (una actividad no muy popular) había gente esperando a las 14, cuando las puertas se abrían a las 18. El jueves, día en el que llovió, la gente no se movió con tal de no perder su lugar en la fila para entrar al estadio de hockey. Los que no habían logrado ingresar al partido de Argentina, se quedaron para el encuentro siguiente, Namibia vs. Zimbabwe. Fiebre olímpica...
Nadie esperaba semejante concurrencia. De hecho, la cantidad de público generó que, por ejemplo ayer, la organización analizara cerrar las puertas del Parque Olímpico porque ya no entraba nadie más.
“No esperábamos esta cantidad de gente para la semana. Las expectativas mayores estaban puestas en los fines de semana, pero se están superando las mayores proyecciones. Todos los días hábiles se llega a la capacidad máxima de los parques, es una noticia espectacular”, le dijo a Olé Alejandro Lifschitz, director de Comunicaciones de Buenos Aires 2018.
Este diario se comunicó con Lifischitz a las 16, momentos en los que, según los datos que arrojaban las computadoras en el control central, el campo de atletismo andaba al 87%; el hockey estaba “en rojo”, colmada su capacidad, y había cola de 300 metros para entrar al natatorio (caben 5.000) porque, tres horas más tarde, Delfina Pignatiello corría la final de los 400 metros y nadie se lo quería perder.
La explicación excede la gratuidad de los espectáculos. Evidentemente lo que se ofrece genera atracción. Los deportes y espacios públicos con diferentes actividades son imanes que magnetizan al público, más allá de los que son seducidos por el movimiento olímpico o son familiares de los protagonistas.
Un aviso importante para quienes despertaron estos últimos días con ganas de ver los Juegos: los que no tengan las pulseras habilitantes para ingresar a las sedes no van a poder entrar. Se repartieron 600.000 brazaletes (gratis) y ya no se darán más.
Existe, para este fin de semana, una recomendación para que la gente vaya temprano a los diferentes parques porque se espera un aluvión de personas, lo cual puede generar que las puertas se cierren y queden muchos afuera. Si esto llega a suceder, se informará a través de las redes sociales, identificadas como BuenosAires2018. En ocasión de los Panamericanos de Mardel 95 hubo gran movida, con gente que seguía a los equipos nacionales, integrados por deportistas conocidos. Hasta fútbol Sub 23 hubo, con Gallardo, Ortega, Rotchen, Cagna, Zanetti, Sorin y Bassedas, entre otros. Hoy, el público no necesita saber quién lanza el martillo, levanta las pesas o le pega a una pelota con la raqueta. Tampoco que haya fútbol de 11. ¿Espíritu olímpico, gratis, pasión por la celeste y blanca? Un poco de todo hay para que estos Juegos, divino tesoro, superen las expectativas y queden en la historia.
ASÍ LUCE TODOS LOS DÍAS EL PARQUE OLÍMPICO.
“TODOS LOS DÍAS SE LLEGA A LA CAPACIDAD MÁXIMA DE LOS PARQUES, ÉSA ES NOTICIA ESPECTACULAR” Alejandro Lifschitz Director de Comunicacionoes
NO HAY MÁS PULSERAS, Y SIN ELLAS NO SE ENTRA A LAS SEDES.