Olé

Casco generó el 2-0, jugó un partidazo y lo cerró con un lujo sobre Centurión. Ovacionado como nunca, dijo: “Revertí todo con esfuerzo y sacrificio”.

- ARIEL CRISTÓFALO acristofal­o@ole.com.ar

Olé, olé, olé, olé, Milton, Milton! ¡Olé, olé, olé, olé, Milton, Milton!”. Hace poco más de medio año ni siquiera lo hubiera imaginado. Cuando Milton Casco volvía a ser titular por la venta de Marcelo Saracchi y la decisión de Gallardo de no incorporar a un tres luego del intento frustrado por traer a Olaza (finalmente lo adquirió Boca), el ex Newell’s era por lejos el jugador más resistido del plantel de River. Y volvía a jugar sin haber hecho méritos deportivos para ganarse un lugar. Volvía a jugar porque Gallardo confiaba en él. De esos tiempos a esta parte, el lateral izquierdo rindió casi siempre, fue figura más de una vez y en más de una parada brava, River ganó la Copa Libertador­es más importante de la historia con él en el equipo, y pasó a ser indiscutid­o.

Hasta que ayer, después de volver a hacer un partido perfecto para anular completame­nte a Augusto Solari y clausurar la banda, y ser una de las alternativ­as de ataque principale­s de un equipo que se floreó y dejó en ridículo total al puntero.

La frutilla del postre fue el tiro al arco que terminó en gol en contra de Donatti por el desvío (si no, la pelota iba hacia el corner) y el tallito de la frutilla del postre fue la última jugada del partido: en un carnaval de oles que le quedó perfecto a lo que fue un baile, arrinconad­o contra la raya nada menos que por Centurión, Milton salió con clase, le tiró un caño a Ricky y lo dejó en ridículo más allá de que la pelota no pasó entre las piernas del 10 adversario. Fue un par de segundos antes de que Loustau pitara el final: la gente lo festejó casi más que el mismo gol. “¡Milton, Milton! Olé, olé, olé, olé…”. Después del 2-0 y después de la pisada al jugador más burlado de la cancha llegaron las dos ovaciones del Monumental al lateral izquierdo. Las dos primeras de su ciclo en River. Y lo merecía. Una satisfacci­ón para él pero también para Gallardo, el que lo bancó cuando muchos pensaban que lo suyo en el club era cosa juzgada, el que creía en sus condicione­s y el que, de hecho, estuvo siempre convencido de que Casco era el jugador con mejor técnica del plantel de River. “¿Si esta versión de Milton es mejor a la que mostró en Newell’s? Sí, porque ahora juega con una camiseta todavía de mucha más exigencia y no es fácil ponerse esta camiseta”, sostuvo el deté. “Fue una noche muy linda para mí y para todos mis compañeros, y es una alegría el reconocimi­ento de la gente. Me vengo sintiendo bien, pero hoy (por ayer) fue un gran partido de todo el equipo contra un rival muy bueno, que es el puntero del campeonato” dijo MC. Y cerró, muy contento: “Gracias al esfuerzo y al sacrificio pude revertir una situación no muy buena”.

Vaya si lo dio vuelta: ayer fue Miltonario.

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GALLARDO ES TESTIGO PRIVILEGIA­DO DE LA JUGADA CON LA QUE SE CERRÓ EL GRAN TRIUNFO DE RIVER.

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