EL ANTERIOR ESCÁNDALO

En el clásico de 2018 en Núñez, Ricky se fue cargando a River por un 4-2 de Boca y se hizo la franja en el pecho.

respeto a su autoridad. “Lo vamos a solucionar internamente. Todo continúa, mañana será otro día. No voy a hablar de cosas individuales. Lo que pasó en la cancha habló por sí solo...”, dijo el técnico. Definitivamente, muy lejos quedó en el camino de Centurión la buena tarde del 11 de diciembre de 2016 en Núñez, fecha en que ingresó en la parte final y metió un gol en Boca en el 4-2. En alusión a ese triunfo, luego de recibir la roja en el clásico copero con la camiseta de Racing se retiró del césped mostrándoles cuatro dedos a los hinchas del Millonario. La venganza llegó ayer, que además lo cargaron por un tuit donde hace un tiempo publicó “qué ganas de pisarla”. Fue un rato después de que Argentina empatara 1-1 con Islandia en el último Mundial del que quedó al margen.

Más allá de otra reacción repudiable del hombre que luce el dorsal 10, futbolísticamente no pudo ofrecer un salto de desequilibrio en el Monumental. Estuvo a tono con un pobre funcionamiento que viene demostrando en el equipo, básicamente porque no desnivela con velocidad ni gambeta, sus máximos atributos. En esta oportunidad, participó poco del juego y rara vez se acercó al área de Armani. Incómodo, contenido, sin el vuelo que se le ha conocido y con el que había vuelto a descollar en el primer semestre de su tercer ciclo en la Academia. La cancha de River últimamente lo tiene de protagonista negativo.