BANDERA GUARDADA
El capitán no estuvo en su nivel habitual y el equipo, superado en todos los rubros, lo sintió. A Lisandro le cuesta brillar especialmente contra River.
Lisandro no Licha. Mira el cielo, se muerde los labios y se lamenta. No lo puede creer. Otra vez. Esta desconcertado, como Racing. Su Racing. El puntero del campeonato que jugó como si fuera el último, el que otra vez dejó una pésima imagen (de juego y de actitud) en el Monumental. Por eso el capitán se fastidia. Se enoja con el nivel de la Academia y con su nivel. Otra vez River es verdugo y nuevamente se va seco de esa cancha, como durante toda su carrera. Licha López no pudo llevar la bandera celeste y blanca a lo más alto. Quedó guardada, como hace poco más de seis meses en la eliminación por la Copa Libertadores. Como todo el equipo, el ídolo de Racing no pudo. Su imagen en los últimos minutos fue la de todos sus compañeros. Abatido, sin claridad, y con la imperiosa necesidad de que terminará el partido lo antes posible. Otra vez papelón y no se salvo nadie.
En algo más de 90 minutos, Lisandro solo ganó una vez. Un auto pase de espaldas para ganarle a Martínez Quarta y un caño a Pinola que lo cortó con falta. Eso fue todo nada más. Demasiado poco para un jugador de su categoría, casi nada para la bandera de un equipo que sueña con ser campeón. Poquito para el líder que había dominado a casi todos. Es cierto, a favor de Licha, Eduardo Coudet tampoco jugó para él. El primer tiempo, un planteo mezquino y amarrete dejó solos a los dos puntas que se dedicaron a tratar de pelear con los defensores de River. También por eso el fastidio del capitán que no tuvo una chance clara para tratar de descontar.
Cuando más tenía que demostrar, Racing no fue Racing. Se hizo diminuto en el Monumental y quedó en ridículo. Licha también tenía una cuenta pendiente pero todavía sigue clavada. Tantas veces héroe y capaz de cargarse el equipo al hombre, en está no pudo y quedó en evidencia. Ahora, en el tramo final del torneo y todavía en la punta (hoy se sabrá si en soledad), sólo queda dar el resto.