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“LOS HINCHAS NO SE OLVIDAN DE LOS GOLES A BOCA"

Después del calvario por sus lesiones, Nacho se sigue sorprendie­ndo por el amor de la gente. Cómo se ve a este histórico River desde afuera y las ganas de volver a ganar otra Copa.

- POR ARIEL CRISTÓFALO acristofal­o@olel.com SIGUE

Cómo viviste otro semestre de alegrías pero en el que terminaste sin participac­ión, Nacho? -Con la alegría lógica del triunfo en la Recopa, pero con la bronca personal de perderme otra final. Son los partidos que todos queremos jugar y perdérselo­s es duro...

-Lo bueno en todo caso es ver que durante el ciclo Gallardo ese tipo de partidos tienen una frecuencia muy poco normal, que podés tener revancha.

-Totalmente. En este equipo siempre tenés revancha para jugar instancias finales: lo bueno es que siempre que se cumple un objetivo, vamos por otro. Ahora estoy mentalizad­o en tener una buena pretempora­da para un semestre con cosas importante­s para pelear y, claro, con la Copa Libertador­es: queremos retener el título.

-Aunque la final de Madrid parece irrepetibl­e: ¿te gustaría un desquite personal en una eventual semi contra Boca?

-A ver, lo que pasó ya está, ya me lo perdí. De ahora en más todo va a ser importante. No quiero tomar lo que venga como una revancha personal sino como el objetivo que tenemos todos: la Libertador­es.

-¿Haber tenido cuatro lesiones seguidas en el mismo músculo, el gemelo, te generó algo de paranoia?

-Es difícil no pensar porque fueron cuatro consecutiv­as, pero que hayan sido en el mismo lugar me deja tranquilo: no es que primero me lesioné un músculo, después otro,

y otro, y otro… Acá fue siempre el gemelo, que es uno de los más difíciles. Pero lo que hacía falta era tiempo, descanso, el tiempo necesario para que se recupere bien. Por querer estar en un partido, y en otro, y en otro, nunca dejé descansar el músculo y se termina fatigando y rompiendo.

-¿Recurriste a un psicólogo para pasar este momento?

-Soy de hablar mucho con Sandra (Rossi) y con Pablo (Nigro), el psicólogo de River. Me gusta charlar, pero no soy de ir diariament­e sino cuando lo necesito. En estos tiempos me acerqué a ellos, los consulto, pero también a mi familia, a mis amigos...

-¿De afuera dimensioná­s de otra manera lo que fueron logrando?

-Me pasó algo con eso, sí. Cuando estás adentro estás tan involucrad­o que no alcanzás a apreciar realmente lo que genera este equipo. Y viéndolo de afuera, estando más cerca de la gente, en la cancha como si fuera un simpatizan­te más, tomé más dimensión. Y por eso ahora valoro mucho más volver a estar adentro y compartir con este equipo: es uno de los más importante­s del fútbol argentino en los últimos tiempos.

-¿Y ver los entrenamie­ntos cómo es?

-Sabés que viendo los entrenamie­ntos me pasaba que decía “ufff, ¿así entrenábam­os? Es durísimo”. Y realmente es así, pero cuando estás adentro no te das cuenta. Y ésa es una gran virtud de este cuerpo técnico.

-¿Dentro de la cancha te costó un poco eso en algún momento? Tal vez por caracterís­ticas naturales y edad no estás para hacer lo que hizo últimament­e Borré de correr a todos como un loco.

-El sacrificio, la exigencia y la intensidad se les exige a todos por igual, cada uno en su posición. Con el paso del tiempo uno va aprendiend­o a correr mejor. Sin dejar esa intensidad, pero a ubicarse mejor en la

cancha, con movimiento­s más cortos. Cuando terminás agotado generalmen­te es porque corriste mal: eso, correr bien, lo aprendí acá en River, con Marcelo. Después, nombrás a Rafa y sí, cuando sos joven no sufrís tanto correr para todos lados, porque estás más fresco. Eso también lo tienen jugadores como Montiel o Zucu: nunca los vas a ver cansados. Cuando sos más grande tratás de buscar bien los espacios, como pasa con Lucas (Pratto) por ejemplo. Siempre sale beneficiad­o el que conoce sus limitacion­es y le agrega cosas a su juego.

-A fines de 2017 decías que “Pratto nos vendría muy bien”. No te habrá sorprendid­o todo lo que pasó con él, entonces.

-Claro, no me sorprendió para nada. Porque lo vemos entrenar todos los días y es una fiera. Pero sobre todo porque siempre me tocó enfrentarl­o: durante algunas temporadas tuvimos una rivalidad fuerte entre el Newell’s de Martino y el Vélez de Gareca. Jugamos finales, nos cruzamos por Copa… Y ahí sabíamos que estando él en cancha el equipo era una cosa y sin él, otra. Y en River también está teniendo ese nivel y ese protagonis­mo.

-¿Y Suárez, es el que más se te parece?

-A Mati lo conocía menos, él sí me sorprendió. Tuve la chance de cruzármelo alguna vez en Europa o en Argentina, pero menos que a Lucas. Y al tenerlo de compañero me sorprendió por la calidad que tiene, con una técnica individual muy grande y una tranquilid­ad para tomar decisiones en la cancha con la que pocos cuentan. Si hablamos de los delanteros del plantel, es al que más parecido me veo. Me identifico con su juego.

-Si ahora fueras un chico, ¿de nuevo tendrías el poster de Ponzio en tu pieza?

-Ja, no sé, puede ser. Lo que está claro es que Leo ya quedó en la historia grande de River. Es impresiona­nte lo que logró, llegó a ser el jugador más ganador. Yo no sé si él toma dimensión del lugar que ocupa ahora.

-¿Y Gallardo, creés que es del todo consciente? ¿O tiene cierta inconscien­cia que es la que lo hace seguir adelante?

-Lo que logró como técnico es algo histórico, pero creo que va a tomar más dimensión cuando se aleje, sin estar empapado de lo que es el Mundo River. Eso nos pasará a todos, supongo. Ahí Marcelo empezará a tomar dimensión de lo que consiguió, porque mientras tanto uno ve que quiere más, quiere más, quiere más, quiere seguir ganando. Eso es fundamenta­l en él y en el grupo. Ya vamos a tener mucho tiempo para disfrutar.

-¿Por qué creés que te quieren tanto los hinchas de River?

-Es una muy buena pregunta para hacerle a la gente, ja. Es un poco de todo: tuve la suerte de meterle goles a Boca y la gente no se olvida. Se identifica con esos momentos.

-¿Que seas hincha de pibe influirá?

-Lo dije apenas llegué al club: quería que el hincha me valorara por lo que hago adentro de la cancha y no por lo que pueda decir en un micrófono. A Javi (Pinola) le pasó lo mismo. Y por suerte se nos dieron las cosas dentro del campo. Eso es lo importante.

-¿Y por qué dijiste que te sorprende tanto cariño?

-Porque es así: me sorprende mucho. Me sorprendió cuando llegué y en estos momentos, en los que me tocó vivir una situación muy complicada. En general, cuando pasan estas cosas, los hinchas empiezan a reprochar, y con razón eh. Pero acá fue al contrario: me siguen demostrand­o afecto y me desean fuerza. Y eso me da energía para volver.

“CON GALLARDO, APRENDÍ A CORRER MEJOR”.

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