LA MOCHILA ES DE ELLOS
BRASIL 3-0
Abucheado en el PT por un público frío, Brasil abrió con un penal VAR y liquidó a Bolivia.
Messi es Messi. Acá, allá y en el más allá. Messi es Messi para Argentina. Para Brasil. Para los rivales. Pero este Messi, el que hoy debutará en su quinta Copa América, es un Messi distinto. Es uno que, desde que volvió a vestirse de celeste y blanco tras su ausencia de 265 días post Mundial,
está enfocado en un solo objetivo, en una sola obsesión. Hay una frase que todavía se escucha, que todavía rebota, que todavía se siente. La que Leo les gritó a todos, a los pro y los contra, y, por qué no, al mundo entero: “No me gustaría retirarme sin ganar algo con esta camiseta. El que no me quiere, me va a tener que seguir aguantando un poquito más”, dijo. Así, dejó en claro que está listo para arrancar otra batalla.
Ese es, en definitiva, el Messi que vino a esta Copa América, su noveno torneo con la Selección (disputó, además, cuatro Copas del Mundo), es el que se vio en estos días en el Salvador. Un Messi hambriento de gloria y sediento de revancha. Un Messi que acá cumplirá 32 años con los mismos sueños de aquel pibe que celebró los 19 en pleno Mundial de Alemania, la primera vez que representó a la camiseta celeste y blanca en un evento internacional. Un Messi más consciente, más maduro, más grande entre los grandes. Un Messi dispuesto dejar todo para que su imagen final esta vez sea con la cabeza alta, sonriente, feliz, sin llantos, ni silencios eternos. Un Messi que comandará, desde hoy mismo, a una nueva Selección. Con menos chapa, con menos expectativa popular, pero siempre competitiva.
Ya sin la mayoría de los históricos que lo acompañaron en este tiempo, y con Agüero y Di María como únicos sobrevivientes de la vieja guardia, a Leo le toca llevar desde hace unos días una responsabilidad extra: ser el capitán de un plantel que tiene diez jugadores que debutarán en un torneo internacional. In
LEO, KUN Y LAUTARO. LOS VIEJOS Y LOS NUEVOS.
COLOMBIA ASOMA COMO UN RIVAL DURO: SERÁ BUEN TEST.
cluso, entre ellos, habrá cinco (la mitad) que hoy formarán parte del equipo ante Colombia (Saravia, Pezzella, Guido Rodríguez, Lo Celso y Paredes). Otro dato que simboliza esta renovación es que sólo cinco futbolistas serán titulares con respecto al último partido del Mundial ante Francia (Armani, Tagliafico, Otamendi, Di María y el propio Leo). Y ni hablar del técnico: Scaloni tendrá aquí su décimo partido al frente del equipo y el primero oficial como DT de la Selección.
Por todo, si Argentina aún ostenta la chapa de candidata, será porque el mejor del mundo va con ella. Sí, esta vez Leo será el capitán de un barco con más proyección de futuro que de presente y al que él mismo intentó sacarle presión (“No somos favoritos”, dijo). Aunque la realidad es que es difícil no ponerla a la Argentina en ese lugar.
Por eso, aquí en Salvador, ante la dura Colombia, también habrá un Messi que buscará empezar a tomarse desquite de las finales. Justo en esta tierra perdió la del Mundial 2014, contra Alemania. Aunque la Copa América en particular también le pide revancha. No una. Dos. Tres. Este torneo que puede darle esa gloria que tanto necesita, que tanto desea, ya se le negó tres veces: en Venezuela 07 (03 ante Brasil), en Chile 2015 (ante el local, por penales) y en Estados Unidos 2016 (otra vez ante Chile, por penales). Por eso acá está de vuelta. Listo, decidido, esperanzado. Y con el mismo hambre de siempre: “Quiero ganar algo con la Mayor. Lo voy a intentar todas las veces que sea posible”, insiste, repite, sueña. ¿Será Brasil 2019 la vencida?