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RITMO PLATE

River se enfrentará mañana a Cruzeiro pero también a un rival que, desde el 30 de mayo, viene con mucho más rodaje: jugó siete partidos oficiales más que el equipo del Muñeco.

- POR ARIEL CRISTÓFALO acristofal­o@ole.com.ar

GALLARDO LO TIENE MUY EN CUENTA PARA DECIDIR AL 11 TITULAR.

Es verdad, la realidad del Cruzeiro no es ni por asomo la que pintaba cualquier hincha de River cuando salió sorteado el cruce de octavos de final de la Copa Libertador­es. El equipo de Belo Horizonte fue un cuco en la fase de grupos: de hecho, con el Palmeiras fue el que más puntos hizo (15) en la parte inicial de la Copa. Pero, aunque mantenga prácticame­nte

la misma base de jugadores, desde hace un tiempo que viene de capa caída en el Brasileira­o, donde apenas por un punto está zafando de la zona del descenso (si hoy Chapecoens­e, con un PJ menos, le gana al San Pablo de visitante lo deja en zona roja) y no gana desde hace ya nueve partidos. Encima, institucio­nalmente pasa por una crisis sin demasiados precedente­s por causas de lavado de dinero que podrían derivar en una fuerte quita de puntos que podría hundirlo. Ahora bien, más allá de que aguarda por la recuperaci­ón de Thiago Neves, una de sus estrellas (ver aparte), el equipo de Mano Menezes tiene muchos jugadores de jerarquía, en la Copa se hace muy fuerte en el Mineirao y no se achica de visitante y, sobre todo, corre con una ventaja respecto a River que por estas horas tiene muy en cuenta Marcelo Gallardo para preparar el primer partido, mañana a las 19.15 en el Monumental: el ritmo futbolísti­co.

Y es que en Brasil los equipos prácticame­nte no paran a mitad de año. Ni siquiera lo hicieron por la Copa América que se organizó en ese mismo país. Así, sólo hubo un par de semanas de receso, bastante menos que los casi dos meses fuera de las canchas que estuvieron los equipos argentinos. Y el dato es revelador: desde el 30 de mayo, cuando River jugó el último partido oficial del semestre pasado contra el Athletico Paranaense por la Recopa (3-0), el conjunto del estado de Minas Gerais jugó nueve encuentros: ocho oficiales por el Brasileira­o y la Copa de Brasil (donde superó a su clásico rival, el Atlético Mineiro) y un amistoso. Mientras que River apenas tuvo tres compromiso­s serios: dos amistosos de pretempora­da, contra Chivas y América en Estados Unidos, y tan sólo un match oficial que fue el del martes pasado en San Luis contra Gimnasia de Mendoza por Copa Argentina.

Aquella noche, donde River terminó zafando en los penales para pasar a octavos de final, se notó cierta

falta de ritmo lógica en el equipo, algo que de hecho admitió el propio Gallardo después del discreto 1-1. El problema del calendario en el fútbol argentino no es ninguna novedad: a menos de una semana de que arranque la Superliga, aún no está definido, por ejemplo, cómo será el sistema de descensos. Es algo que más de una vez ha fastidiado, con razón, al deté. Y claro, pensando puntualmen­te en el partido, éste es un punto que le preocupa mucho al cuerpo técnico y sin dudas una ventaja para Cruzeiro (y también, por supuesto, para Athletico Paranaense de cara al cruce contra Boca y para el Palmeiras antes del mano a

mano contra Godoy Cruz).

Por eso suena muy difícil que Lucas Pratto pueda estar desde el arranque en el Monumental: justamente porque dentro de un plantel que todavía no terminó de entrar en el ritmo futbolísti­co que pretende el entrenador para este semestre, el Oso está aún más atrasado después de haber parado por su fisura por estrés en el sacro. Así, será importante para el Muñeco armar el equipo más fresco que tenga a disposició­n: debe poner aviones para equiparar esa diferencia de ritmo y de velocidad que segurament­e tendrá a favor su rival. A meter mucho más que velocidad Cruzeiro...

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