LA LEYENDA CONTINÚA
Pacquiao, a los 40 años, le ganó por puntos el welter AMB a Thurman, de 30, en un peleón. El Pacman no se retira.
Voy a terminar su legado y empezar el mío”. Las palabras de Keith Thurman, invicto en 29 peleas, 22 ko, podrían haber actuado como premonición. El campeón de 30 años, en su 5ª defensa del welter AMB, llegaba confiado al MGM de Las Vegas ante Manny Pacquiao, de 40, que también encaraba el cuadrilátero con otra versión del mismo título.
Las palabras se las llevó el viento...
Porque esta versión del Pacman hace acordar a las mejores de un historial que lo muestra como rey en ocho divisiones desde mosca hasta superwelter y no la que
dejó en la derrota del 2017 ante Jeff Horn, la cual generó que colgara los guantes. Pero por esas cosas de los boxeadores, que tienen el sí flojo a la hora de guardar las botitas, Pacquiao volvió a la escena y se consagró ante 16.000 personas que lo ovacionaron.
Con la todavía potencia de sus puños, una mandíbula de piedra y piernas atléticas, Manny derrotó en decisión dividida a Thurman tras una gran exhibición de ambos durante 12 rounds. Dos tarjetas dieron un lógico 115-112 (como la de Olé), mientras que una tercera ofreció un sorprendente 114-113 para el yanqui.
Ya en el primer round, con una derecha a la zona baja y un gancho a la trompa, combinación que provocó la única caída de la noche, Pacquiao le paró el carro a quien había prometido destronarlo. Esa acción fue clave para el resultado. Este diario vio ganador al filipino, además, en los rounds 2, 4, 5, 8, 10 (hermoso gancho al hígado que dobló al moreno) y 12. Thurman, muy activo con el jab diestro, generó una interesante seguidilla en los asaltos 6 y 7 (un derechazo llenó de preguntas a Manny) para descargar su resto en el 11°, pero nítidamente no llegó a equilibrar los números.
El quinto campeón más veterano (61-7-2, 39 ko), con lentes amplios que cubrían sus marcas, encaró luego a la prensa en modo agradecimiento: “Realmente amo a los fanáticos, gracias por venir a disfrutar de esta pelea. Thurman no es un oponente fácil, es un excelente boxeador. Trabajé mucho, no quiero desilusionar a los fanáticos”.
El norteamericano no cubría su rostro, lucía las heridas con orgullo. “Pacquiao es un gran boxeador, uno de los mejores. Sé que tiene una gran experiencia, me encantaría que me diera la revancha”, pidió.
En realidad, lo más importante no es saber el nombre del retador, sino si Pacquiao, con aspiraciones a la presidencia de su país, y con el calendario corriendo -aunque no se note-, se baja del ring. “Puedo seguir peleando duro, entreteniendo a los fans. Creo que estoy aquí para inspirar a la gente. Mi próximo combate posiblemente sea el año que viene”, tranquilizó el filipino, a quien mal no le va a nivel ganancias: entre bolsa y otras yerbas, por el combate se habría llevado 20 millones de dólares, el doble que su vencido.
La leyenda continúa...