Con Pratto en el banco y el pibe Álvarez formando una dupla inédita con Suárez, River no se achica: a las 19.15 arranca los mata mata de la Copa ante un rival que viene a hacer su negocio.
Como un avión con las turbinas averiadas. O un auto con un par de cubiertas pinchadas y apenas la reserva en el tanque de combustible. Más o menos así llega River al partido de esta noche ante Cruzeiro,
porque la mayor debilidad para un equipo ofensivo como el de Marcelo Gallardo es justamente tener que salir a la cancha casi con una delantera de emergencia: sin Borré (debe una fecha por la roja ante Palestino) ni Scocco (aún en proceso de recuperación de su gemelo derecho) y con Pratto como suplente y muy lejos de su estado ideal.
Peor aún, esta evidente situación desfavorable se presenta en una instancia tan decisiva como la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores y nada menos que contra la Bestia Negra brasileña que arrasó a sus rivales del Grupo B (entre ellos Huracán) en la primera fase y fue el segundo mejor clasificado, debajo del Palmeiras, para los octavos. Sin embargo, el campeón de América cuenta con una herramienta capaz de solucionar cualquier adversidad para defender el título continental: el gran estratega Napoleón. Por eso, con él en el banco, el hincha millonario siente que nada puede vulnerar la confianza y la ilusión que le ha generado el equipo, pero sobre todo el entrenador, en los últimos cinco años.
Ni siquiera que el 9 del equipo sea un pibe de 19 años que apenas suma 642 minutos oficiales con la Ban