Olé

En la ruta del gran maestro

- RAMIRO SCANDOLO rscandolo@ole.com.ar

“A Bianchi no le pudo ni lustrar los zapatos”. Gustavo Alfaro supo muy bien desde el primer día dónde había llegado y a quién debía reverencia­r. Porque desde siempre valora muchas cosas de Bianchi y no teme reconocerl­o. La capacidad para gestionar un vestuario de peso, la identidad que logró darle a sus equipos, esa sensación de formacione­s graníticas que se sabe que en algún momento quiebran al rival, la actitud para ganar en instancias límite, el hecho de que todos se sientan importante­s y necesarios, y la virtud de saber cerrar sus ciclos cuando están en la cresta de la ola y en su punto máximo y culminante. Siempre Lechuga utilizó esas premisas como marco de referencia e ideales a seguir.

Lejos del 4-3-3 que instalaron Arrubarren­a y los Barros Schelotto, Alfaro no dudó en abrazarse de entrada a un 4-4-2 flexible, capaz de convertirs­e en 4-2-3-1 cuando el equipo se encontraba en función de ataque. Sin embargo, no le tembló el puso cuando por primera vez se sintió en inferiorid­ad de condicione­s ante una serie de ida y vuelta y tuvo que mandar a la cancha una formación con tres volantes centrales. Y tampoco le tiembla ahora, en esta visita ante Paranaense. A lo Virrey. Battaglia, Traverso y Basualdo en la final de la Libertador­es 2000. Pinto, Serna y Traverso o Villarreal, Serna y Traverso en varios momentos decisivos de la 2001. O Villarreal, Cascini y Battaglia en la final de la edición del 2003. Claro, en esos equipos Bianchi tenía en la ofensiva a Riquelme, Guilermo y Palermo o al tridente Guillermo, Tevez y Delgado.

Evidenteme­nte, Alfaro está en el camino del gran maestro.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina