APAGÁ LA RADIO INTERIOR
Faltan 48 horas para la segunda semifinal. ¿Qué podemos hacer para pasar estos días lo más tranquilos posible? La mente del ser humano está habituada a dos grandes condicionamientos: el apego al éxito y el rechazo al fracaso. El éxito está relacionado a lo placentero y el fracaso a lo doloroso. Mientras que hinchas, jugadores, técnicos y dirigentes de River están soñando con la gloria, muy probablemente la comunidad Xeneize está teniendo pesadillas con el infierno. Son dos caras de la misma moneda. Ambas generan ansiedad, estrés y sufrimiento.
En ambos está encendida la radio interior: cientos de pensamientos, una montaña rusa de emociones, proyecciones, anhelos, miedos. Para poder contrarrestar estos juegos mentales podemos recurrir a un entrenamiento llamado Mindfulness. Esta disciplina está basada en la neuroplasticidad, relacionada a la capacidad de modificar conexiones neuronales, áreas cerebrales y patrones mentales. ¿Sabías que el Beto Alonso no nació zurdo? Su papá, cuando él era muy pequeño, le ataba la pierna derecha a una silla para que el Beto “reeduque su cerebro” para darle a la pelota con su luego mágica izquierda.
Este es un ejemplo de cómo el cerebro aprende más desde la experiencia que desde la palabra. Una cosa es que nos digamos a nosotros mismos “me voy a relajar hasta el 22 de octubre” y otra cosa muy distinta es entrenar nuestra mente para que eso suceda. En 2018 acompañé al plantel de Independiente en el comienzo del ciclo de Ariel Holan (hasta el partido que el Rojo le ganó a la Academia en su cancha), allí tuve la oportunidad de conocer a Nicolás Tagliafico, un muchacho que juega muy bien a la pelota y dibuja samurais. Uno de mis grandes interrogantes es cómo un futbolista maneja la presión, con qué recursos cuenta, cómo hace para tomar buenas decisiones y no desequilibrarse. Nico me contestó algo muy simple, me dijo “cuando dentro del campo de juego las cosas no salen bien, intento conectarme con mi cuerpo, con el sonido del balón, con mis compañeros”. Intuitivamente apagaba su “radio interior”, la mente que se estresa, se preocupa y tira para abajo y se conectaba con las sensaciones, con el cuerpo, con el momento presente. Esta conexión con el sentir es lo que nos permite entonces entrenar a la mente para que se centre, se ordene. Es el cuerpo el que reeduca a la mente ya que no podemos pensar y sentir al mismo tiempo (son circuitos neuronales independientes que se comunican entre sí).
¿Cuál es entonces la forma de trabajar sobre la ansiedad y el estrés? Pasar del pensar al sentir. Y para esto vamos a tomar como herramienta la respiración. No podemos pensar en la respiración. No podemos respirar en el pasado ni en el futuro. Respiramos en este momento y lugar: el presente. Te propongo entonces dos momentos para practicar mindfulness: cuando parás y cuando te sentás. A lo largo del día la propuesta es que puedas sentir que respirás. Empezando siempre por la exhalación (ya que activa el sistema parasimpático). Cada vez que paro, siento la respiración (una es suficiente). Paro en la esquina, con el semáforo en rojo, en la cola del banco o del supermercado. Paro esperando el ascensor. Cada vez que me siento, siento la respiración. Me siento en la cama antes de empezar el día, en la mesa a desayunar, en el inodoro, en el auto...
Este es un entrenamiento simple aunque nada fácil, pero que te permitirá ir apagando tu radio interior para estar menos estresado, menos ansioso y hasta tal vez disfrutar más del camino hasta la gran segunda semifinal.