CÓMO RESURGIR DE LAS CENIZAS
Marcelo Bielsa dice: “No permitan que el fracaso les deteriore la autoestima. El fracaso es formativo, nos vuelve sólidos, nos acerca a las convicciones, nos vuelve coherentes. Lo importante es la nobleza de los recursos utilizados”.
Como la leyenda del Ave Fénix, Boca tiene la oportunidad de renacer de las cenizas. De aprender de este fracaso en términos de resultado reconociendo en qué se falló, con qué recursos contaron los jugadores de Boca para estos dos partidos definitorios.
Desde un punto de vista de habilidades mentales, los jugadores xeneizes tuvieron coraje y actitud de ir hacia adelante, eso es innegable. Boca se destacó por sobre River por su temperamento y garra. Está claro que con esto solo no alcanza. El problema principal radicó en la falta de atención a los pequeños detalles, en pequeñas distracciones que en partidos de esta índole salen caros. ¿Podemos responsabilizar a los jugadores por esta falencia? Desde mi punto de vista no, ya que todavía, en lo que respecta a la preparación de un futbolista profesional en Argentina, la atención es algo que viene “dado”. Que se tiene o no se tiene. Es como una maestra de primer grado que les pide a sus alumnos que estén atentos a lo que explica pero no les enseña cómo estar atentos. Si bien los grandes clubes de Argentina cuentan con un muy buen presupuesto, pocos de ellos destinan inversión a mejorar habilidades mentales de sus jugadores.
En los días previos al partido escuché infinidad de veces que la clave “pasaba por lo mental”. Desde ex jugadores, dirigentes, periodistas hasta los propios jugadores. Ahora... ¿Qué tipo de preparación mental tiene un jugador de fútbol profesional? ¿Alcanza con la incorporación de psicólogos y neurocientíficos a un plantel profesional? Tal vez sí para lograr resultados, pero difícilmente para llegar al estado de “flow” óptimo para la competencia. Este es un estado de atención relajada donde hay equilibrio muscular, mental y emocional. Como entrenador mental de fútbol, trabajo con los jugadores para que puedan jugar 90 partidos de un minuto, entrenando este estado de “flow”. Para que puedan volver una y otra vez donde el juego sucede: en el presente. A no quedarse enganchados con lo que sucedió ni apegarse a lo que puede llegar a suceder.
Si volviéramos a ver la segunda semifinal notaríamos que hubo muy poco volumen de juego (algo sorprendente en River, que venía mostrando un gran nivel en esta materia), muy posiblemente debido a “interferencias” en la atención a los pequeños detalles provocados por el miedo y la ansiedad. Si no tenemos recursos para manejar las emociones, estas bloquean la capacidad de tomar buenas decisiones dentro de un campo de juego, alejándonos del estado óptimo de equilibrio.
Unos de los grandes entrenadores de básquet de la historia, Phil Jackson, incorporó en los equipos campeones de los Chicago Bulls y Los Angeles Lakers un método de entrenamiento mental llamado Mindfulness que genera estos estados de flow. Hasta la llegada de Jackson a los Bulls, Michael Jordan había sido el goleador y mejor jugador de la NBA pero nunca había podido lograr ponerse el anillo. A través de Mindfulness, Jackson formó un equipo basado en la atención, la cooperación y la humildad que lo llevó a lograr seis campeonatos. Algo similar sucedió luego con los Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O’Neal. Roger Federer, Novak Djokovic, son algunos de los tenistas que incorporaron este entrenamiento a su preparación mental, y Ryan Giggs (leyenda del Manchester United) practicó Mindfulness durante gran parte de su carrera como futbolista. Todos estos reconocidos deportistas y entrenadores pudieron darse cuenta de la importancia de crear un espacio sistemático de entrenamiento mental en su preparación hacia la búsqueda de la excelencia.
Tal vez Boca pueda reinventarse en este aspecto e integrar el entrenamiento mental desde sus Inferiores de una forma profunda, seria y sistemática más allá del técnico, jugadores o presidente de turno. Pueda hacer de la atención a los pequeños detalles, el manejo de la presión ante la adversidad, la humildad y el hambre de gloria, las bases de todo jugador xeneize. Si esto sucede con la intención de mejorar la búsqueda en “la nobleza de los recursos utilizados”, muy probablemente el gran Boca Juniors pueda, una vez más, resurgir de sus cenizas...