Olé

EL DÍA QUE DIOS METIÓ LA MANO

Un rato antes del Gol del Siglo contra Inglaterra en México 86, Maradona inmortaliz­ó La Mano de Dios. Un gol que sirvió para avanzar a semis del Mundial y que además pasó a la historia.

- NICOLÁS MIGLIAVACC­A POR nmigliavac­ca@ole.com.ar

SHILTON, DIEGO, SU PUÑO Y UNA IMAGEN HISTÓTICA.

Callate la boca, boludo, y abrazame”. El boludo es Sergio Batista. O mejor dicho, el Checho, que no era ningún boludo, fue el primero en darse cuenta de que Dios metió la mano. Que Diego Armando Maradona había hecho un gol con su puño izquierdo, el mismo que levantó para gritar su conquista y salir corriendo hacia un costado del estadio Azteca en donde Batista, y también Jorge Valdano, no sólo celebraron con él el primer tanto del 2-1 a Inglaterra por los cuartos de final el 22 de junio de 1986 en el Mundial de México, sino que además prácticame­nte lo interrogar­on en el campo de juego para saber la verdad.

Y la verdad Diego no la iba a contar hasta 19 años después cuando en su programa, La Noche del Diez, por primera vez admitió que había metido la mano en ese gol histórico. Sin embargo, ésa fue la primera vez que Maradona contaba su secreto en vivo, delante de millones de personas y en TV, pero no era la primera vez que se lo decía a alguien: antes se lo había dicho nada menos que al árbitro tunecino Ali Bin Nasser, que ese 22/6 fue el juez, en una visita que le hizo el 10...

“Lo visité mientras estaba en Dubai. Él me dijo una cosa... Los líneas cobraron el gol, no vieron la mano, pero hubo 80 mil personas (NdeR: en realidad ese día en el estadio Astezca había 115.000 almas) que tampoco se dieron cuenta. Yo sólo no fui el equivocado, se equivocó toda la cancha”, contó alguna vez Diego sobre su charla con el juez.

Eso no fue lo único que contó de su hito. De hecho, hasta se tomó el tiempo de relatarlo y repasarlo paso por paso... “Yo buscaba una pared porque los ingleses eran una rosa. Fenwick, Butcher, todos en la defensa eran grandores. Y también Sansom, que es el que en definitiva me da el pase. Valdano no me da el pase. Lo anticipa Sansom. Y Sansom la quiere jugar para atrás, en ese equipo no existía jugarla para atrás, sino dársela al arquero para que él siguiera”, decía el 10. Y completaba su obra maestra:

“Cuando vi que la pelota iba para arriba dije ‘no la alcanzo nunca, bajá por favor’. Se me ocurrió una idea... Meter la mano y meter la cabeza. Claro, cuando caigo, no entendía dónde estaba la pelota. Miro y ¡la pelota estaba en la red! Entonces empiezo a gritar ¡gol, gol! Y Checho, el boludo de Checho, me pregunta si lo había hecho con la mano. ‘Callate la boca, boludo, y abrazame’, le dije. Ahí me empezaron a abrazar todos. Valdano también me pregunta: ‘¿No me digas que fue con la mano’? Y le respondo lo mismo... ‘Después te cuento, Valdano, dejate de hinchar las pelotas”.

La Mano de Dios, título que le puso el propio Diego, fue mucho más que un gol. Más allá del contexto de aquel entonces, del descargo de Maradona, de meterle -nunca más justo- la mano en el bolsillo a los ingleses, de la Guerra de las Malvinas cuatro años antes, fue un gol que pasó a la posteridad. Desde la bronca de Peter Shilton, que dijo que nunca lo invitaría a su partido despedida y que incluso hasta el día de hoy nunca lo perdonó por lo que le hizo (”Es el mejor jugador de la historia, pero no lo respeto”) y el reconocimi­ento de la propia selección de Inglaterra (”Inolvidabl­e. Adiós, Diego. Una leyenda de nuestro juego”) que ilustró su posteo con el video del segundo gol de 10, el Gol del Siglo, en el que desparramó a toda Inglaterra, hasta figurar en Wikipedia y la canción que inmortaliz­ó Rodrigo Bueno.

¡Olé, olé, Diego, Diego!

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