Olé

YO, ARGENTINOS

La carrera de Diego tuvo su inicio en el Bicho de La Paternal. Para muchos, incluso Borghi, el nivel que mostró allí fue aun mejor que el del Mundial de México 86. Un barrio que lo llora como toda la Argentina.

- HERNANDO MADERNA h m a d e r n a @ ole.com.ar

Fue en marzo de 1969 cuando Diego Maradona y Argentinos Juniors cruzaron sus caminos. Goyo Carrizo, amigo y vecino de Diego, lo llevó en un viaje de una hora y media para que Francisco Cornejo viera a esta pichón de crack de apenas 8 años. “Juega mucho mejor que yo”, avisó su vecino, quien nunca llegaría a jugar en Primera. Juntos, sin embargo, conformaro­n los “Cebollitas”, ganando cuanto campeonato infantil se presentara en las canchitas. La prueba se dio en Parque Saavedra y su descubrido­r aceptó que cualquiera se hubiera dado cuenta del potencial que tenía un pibe que “hacía cosas con la pelota que jamás había visto”. La leyenda dice que ganaron 136 partidos seguidos, fueron campeones en Novena y Diego tuvo un fugaz ascenso hasta llegar a Primera.

Debieron pasar poco más de siete años para que el nene de ocho años se convirtier­a en jugador del primer equipo de Argentinos. Un 20 de octubre de 1976, en un 2-0 a Talleres, Diego Armando Maradona debutó oficialmen­te en La Paternal, tierra sagrada casi como Nápoles para Maradona. El estadio, como ahora el del Napoli, lleva su nombre en el corazón del barrio, ahí en Juan Agustín García y Boyacá. Allí le dio vida al sueño de vivir de la pelota y pulió detalles para ser luego el mejor futbolista de todos los tiempos. Y sin salir campeón con el club que lo vio nacer, quizá una de las pocas cuentas pendientes que le quedaron a un astro que cumplió casi todo lo que se propuso, hasta desafíos que parecían imposibles.

Tenía 15 años, con edad de Séptima División, cuando dio el salto para debutar con los profesiona­les. Casi de forma inmediata, a comienzos de 1977, Menotti lo convocó a la Selección. Un amor que duró en cuerpo y alma hasta el 25 de noviembre de 2020, pero que será eterno. Maradona es, sin dudas, Argentina.

Diego no fue campeón con Argentinos, está dicho. Pero muchos fanáticos del Bicho aseguran que la mejor versión del Diez fue en ese equipo. En 1981, el club no pudo contar con él en la semi de un Nacional porque Menotti lo convocó para el Mundialito de Montevideo. Incluso, Claudio Borghi aseguró que en La Paternal el Maradona de Argentinos fue insuperabl­e. “Tuve la suerte de pocos, de verlo en el mejor momento de su carrera, que fue en Argentinos Juniors. Lo del 86Ȗ fue increíble pero para mí fue mejor en el Bicho”, supo decir Borghi, quien aclaró: “No tuve el gusto de ser su amigo pero siempre me expresó su cariño. Estoy muy dolido”. Cerca del estadio de Argentinos, a apenas cuatro cuadras, hay un museo. Es la primera casa en la que vivió Diego cuando daba sus primeros pasos en Primera División. Allí también hay una estatua. Se respira Maradona. Es parte de la cultura maradonian­a, como los murales con su rostro que se pueden ver en el estadio. Hoy hay altares y ofrendas por la partida del 10, en un barrio que no duerme y llora a su ídolo...

LLEGÓ EN EL 69 Y SE FUE DEL BICHO EN 1980. DEBUTÓ EN 1976.

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CON LOS CEBOLLITAS, CUENTA LA LEYENDA, GANARON 136 PARTIDOS SEGUIDOS.
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