LA TRISTEZA NO SE MANCHA
COSTARÁ DEJAR IR LA TRISTEZA. EL DOLOR. PERO NO EL MITO.
Cómo explicarte que cada segundo de YouTube nos emociona, nos hace llorar. Cómo hacer para describir que hubo tanta gente que no te conoció y que sin embargo sufrió como si se hubiera ido uno de los más íntimos suyos. Y que por eso no sólo hubo una cola que llegó de la Rosada hasta Constitución.
Cómo explicártelo. Si no te merecías las corridas, los desmanes. El descontrol. La irrupción en la Casa de Gobierno. Y también esa putísima necesidad de algunos que no sienten nada de politizar a su favor hasta las hojas de los árboles. Disculpalos, Diego: no saben lo que hacen...
Cómo explicarte, Diego, lo que viste desde tu etérea eternidad. Los que transitaron una larga noche esperando para verte sólo algunos segundos. Los que te lloraron pero, cuando pase este dolor, sonreirán porque los has hecho felices para siempre. Desde algún lugar habrás podido sentir lo que sos y serás. Sí, sos: que la Real Academia nos perdone, pero en tu tierra nunca podremos hablar de Maradona en pretérito. Aunque ahora estés reencontrándote con Tota y Chitoro, tus viejos. Con el Tatita, al que arengabas sin brazalete en la concentración del América, dándole confianza. Con el Barba, que te prestó su mano. ¿Cómo explicarte todo eso, Diego? Si ni Dios debe poder comprenderlo. Si serás inexplicable para siempre. Descansá en paz, Diego. Aunque nos costará dejarla ir, la tristeza no se mancha.