LA BATALLA QUE MESSI YA GANÓ

Decir hoy qué será de la vida deportiva de Messi luego del primer semestre de 2021 es una lotería, con algunas variantes que parecen cantadas. Desde Barcelona, no tan probable, al PSG o el City, o algo interesante que surja en este fútbol que da tantas sorpresas. Lo que sí se puede afirmar hoy es que Leo ganó una gran batalla en la ciudad que lo acunó de chico, en un club que lo tiene como gran ídolo pero en el que vivió un tsunami desde aquel burofax del 25 de agosto. Esa fue una tormenta que debía capear y que finalmente capeó con golpes, con esfuerzo, con momentos de bajón, ahora con una sonrisa.

La imagen de Leo votando con Thiago (y luego posando en el Camp Nou) es la de un tipo que a los 33 años muestra su pasión por el club y su compromiso con lo que pase de acá a futuro, esté o no esté; de entrecasa, metiendo en la urna su elección para el futuro del club, voto VIP que valió uno como el de todos. En un contexto que parecía impensado unos días atrás: siendo el Barcelona un equipito en comparación con otros que integró, pudo cortar la sangría de derrotas, se metió en final de Copa del Rey y pelea LaLiga; el milagro de dar vuelta al PSG el miércoles sigue siendo una utopía.

Este Messi fue a votar en una alta paz cuando su gran enemigo, el ex presidente Bartomeu que lo “obligó” a quedarse, que indirectamente filtró números de contratos privados, que endeudó al Barcelona, que desarmó todo, fue expulsado y estuvo la semana pasada detenido. Cuando en su momento en Cataluña aparecieron detractores del 10, cuando le revisaban el avión privado al volver, cuando había medios que lo castigaban, cuando era cuestionado incluso por su nivel y un poco también porque si se iba el negocio bajaba rotundamente, Leo se la bancó calladito. No faltó nunca, puso la mejilla y ganó en lo personal.

Laporta es nuevo presidente y, más allá de la relación y de su deseo declarado a Olé, no le será fácil tentarlo para que se quede, hay mucho por hacer y también deudas, ¿aparecerá algún magnate por atrás? Ahora, si se va, será sin operetas en contra alrededor, valorado y dando la cara hasta el final. Gane o no algo, se iría por la puerta grande. Y si se llega a quedar…