ADIÓS LE PIDO
El Barcelona no levanta cabeza e igualó 0-0 ante Cádiz, que lo superó por momentos. Quedó lejos del Real Madrid, líder, y Koeman empieza a tener las horas contadas...
“NO VISTO ESTA CAMISETA PARA QUEDAR SEGUNDO O TERCERO. LUCHO POR TODO”.
Gerard Piqué Sobre el cuestionado funcionamiento del Barsa y su lejanía de la punta, a siete porotos del Real.
Es cierto. La época en la que el Barcelona destrozaba a sus rivales, convirtiendo de a cinco, se fue diluyendo a medida que sus protagonistas fueron emigrando. Y si a pesar del mal juego, la esperanza culé podía depositarse con total tranquilidad en Messi, la partida del 10 al PSG convirtió a la época dorada blaugrana en un recuerdo. El presente marca la contracara: el Barcelona no levanta cabeza en la presente Liga y apenas pudo rescatar una empate 0-0 en su visita a Cádiz. La igualdad sitúa a los de Ronald Koeman 7º, con un partido menos, a unos lejanos siete puntos del Real Madrid y agiganta una herida que atraviesa a la CD, plantel, DT e hinchas.
El primer tiempo finalizó con un 78% de posesión del balón para el Barsa. Sin embargo, de ninguna manera la estadística significó superioridad y hasta Marc-andré ter Stegen tuvo sus intervenciones para mantener el arco en cero. Y si llamó la atención el bajo nivel durante los 45 minutos iniciales, más aún sorprendieron los períodos del complemento en los que dominó el Cádiz. Dominio que se acrecentó con la mala expulsión de
Frankie De Jong, a los 20’ ST, por doble amonestación. Sólo Memphis Depay mostró tintes de rebeldía, como viene siendo habitual, pero siempre se encontró ante un excelente Jeremías Ledesma. Sobre el cierre, el 9 neerlandés dejó escapar la victoria definiendo a centímetros del poste.
De esta manera, el, por ahora, equipo de Koeman acumula nueve puntos en cinco fechas, a raíz de dos victorias y tres empates. Además, debe un partido contra el Sevilla. No obstante, al técnico no sólo se le reclaman resultados, sino un cambio de paradigma en el juego. El juego directo que intenta desplegar no conmueve ni a propios ni a ajenos. Y la decisión del neerlandés de no pegar el volantazo podría costarle el puesto más pronto que tarde.