Olé

Uruguay se puso rápido 2-0 sobre Ghana, pero le faltó ambición, frenó su marcha en lugar de buscar más, se despertó tarde y sufrió una dura eliminació­n.

- POR DIEGO MACIAS dmacias@ ole.com.ar

Uruguay arrancó arriba a los 26’ del primer tiempo con gol de De Arrascaeta. Como Corea perdía 1-0 con Portugal, se clasificab­a tranquilo.

Un minuto más tarde, a los 27’, Kim Young-gwon marcó el empate para Corea del Sur frente a Portugal. En ese momento, Uruguay continuaba avanzando a octavos.

JUGÓ CON UN CARTEL QUE DECÍA “VENGAN PORACÁ QUE NO MARCO ANADIE”. MUY FLOJO.

★ ★ ABDUL RAHMAN BABA

A los 32 minutos de la primera etapa, Giorgian de Arrascaeta marcaba el segundo gol de Uruguay, que parecía tener la clasificac­ión a octavos encaminada, pero...

★ ★ HINCHADA DE URUGUAY

SE BANCÓ EL MAL MOMENTO Y APLAUDIÓ LA ENTREGA DE LOS JUGADORES. BIEN AHÍ.

Con el 2-0, la Celeste cedió en cuanto a la intensidad con la que había salido a buscar el partido en los primeros minutos. Después le terminó costando caro.

NO DEJARON QUE SUÁREZ, POST DERROTA, SE ABRAZARA CON SU FAMILIA EN LA CANCHA.

★ ★ SEGURIDAD FIFA

Jugar con la amenaza de hacer la valija para irse a casa es una presión. Uruguay lo sabía y salió con la decisión que le faltó en los primeros dos partidos, pero con el 2-0 se quedó sin nafta. Justo en Qatar, le faltó el combustibl­e que sobra como para aprovechar los espacios que dejaba Ghana. Metió el tanque de reserva recién al final, cuando se enteró de que Corea del Sur sorprendía a un suplente Portugal. Ahí la presión ya nubló las ideas y se fue del Mundial. Faltó nada más que un gol. O mejor dicho, nada menos que un gol.

La Celeste entendió por dónde venía la historia. Con

De Arrascaeta haciéndose dueño de la conducción, repartiend­o juego mientras Valverde recuperaba, tenía a Suárez encendido. Así y todo, debió sufrir con un penal infantil de Rochet tras dar un rebote innecesari­o. Pero una vez que el arquero enmendó su error, los planetas parecían alinearse.

Una, dos, tres. Las llegadas no eran totalmente claras pero eran llegadas al fin. Una media vuelta de Suárez y un rebote en que el 10, que no se entiende por qué no jugó de titular siempre, resolvió los primeros miedos. Al toque nomás, jugada colectiva y golazo nuevamente de De Arrascaeta.

Faltaba una hora. Sesenta minutos para no depender de nadie o, al menos, depender menos. Por más que Portugal le estuviera ganando a Corea, sabían que CR7 y compañía no pusieron a todos los titulares. Y lo que no puede pasar, en el fútbol pasa. Mientras los coreanos lo levantaban, Uruguay puso todas las fichas en una contra. No quiso, no supo, no pudo mantener ese ritmo de control de juego.

Y no se trata de garra, que este grupo la tuvo. Las herramient­as o las decisiones que puso en cancha mostraron una selección conforme con lo que tenía. Más allá de dos jugadas polémicas en las que pidieron penal, recién dejaron el abúlico ST cuando se enteraron de que Corea ganaba. Las cuentas pedían a gritos un gol y tendrían tres o cuatro

contras para conseguirl­o. Pero tomaron siempre malas decisiones. Si atacan cuatro y defienden tres, no podés dejar de aprovechar­lo. Y si no, pasa lo que pasó.

Uruguay se quedó con la

bronca atragantad­a y con el triunfo más feo de su historia. Una victoria que le quedó corta, porque también le quedó corta su ambición por más.

A los 46 minutos del ST, Corea del Sur dio vuelta el partido ante Portugal con un grito de Cho YuMin. Igualados en puntos, los asiáticos pasaban por tener más goles a favor.

Sobre el final, los charrúas lo fueron a buscar con un nivel de ambición que no habían tenido en todo el complement­o. Ya era demasiado tarde.

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