Olé

BANCA CRISTIANO

Fernando Santos decidió poner de suplente a Ronaldo y el pibe Ramos, su reemplazan­te, clavó un hat-trick tremendo. De todos modos, la gente ovacionó a CR7, quien entró en el ST y metió un gol pero en offside.

- HERNÁN CLAUS hclaus@ ole.com.ar

En una compulsa de camisetas, está segundo detrás de Messi. Pero cerquita. La popularida­d de Cristiano Ronaldo en Medio Oriente es casi tan fuerte como la de Leo. De las casi 80.000 personas que llegaron hasta el Lusail Stadium, muy pocos eran portuguese­s. Y muchos, pero miles, tenían la camiseta con la 7 en la espalda, gritaban por el Bicho y hacían el sonido típico, el “siuuuuuu”.

Pero a medida que iban entrando al estadio y vieron que en la entrada en calor el crack de 37 años no se movía con los titulares, comenzó una pequeña desilusión. La gente viene a verlo a él, que por segunda vez en su carrera en la Selección ocupó un lugar en el banco de los suplentes (la anterior fue en el 2006 contra México, con el equipo ya clasificad­o).

Cristiano había sido titular en los tres primeros partidos del Mundial y en todos fue reemplazad­o: dos veces por el joven Ramos y una vez por Andrés Silva. En el último partido contra Corea del Sur, el técnico Fernando Santos lo había sacado de la cancha y CR7 se había calentado mucho, con insultos al aire y palabras dirigidas directo al entrenador. El propio DT después reconoció que no le había gustado nada la reacción de Cristiano, quien luego vio sentado en el banco el 1-2 contra Corea, que dejó afuera a Uruguay. Y en los octavos le hizo comer banco.

Es tanto el magnetismo de Cristiano que cuando salió el equipo al campo de juego, los fotógrafos no apuntaban a la formación, sino al banco para retratar esa imagen que se hizo viral en pocos minutos (ver página central de Olé). Y luego se hizo trending topic cuando Gonçalo Ramos, el joven de 21 años que lo reemplazó y que jugaba su primer partido como titular en la selección de Portugal, metió un tremendo golazo. En ese gol, en ese festejo colectivo, Cristiano participó poquito. Y, encima, la cámara se quedó con él y lo mostró a todo el estadio, que lo aplaudió.

Con cara de pocos amigos, la primera gran sonrisa de Cristiano fue cuando su cumpa Pepe convirtió el 20. Ahí sí saltó y fue corriendo -el último de la fila- para abrazar al histórico zaguero y para chocar los cinco con Bruno Fernandes, otro de los líderes del vestuario. Mientras Cristiano salió a calentar a los 3 minutos del segundo tiempo y la gente lo hizo saber con una verdadera ovación, el equipo se mostró confortabl­e con su nivel. Y a los 5’ del segundo tiempo, Portugal se puso 3-0: centro desde la derecha de Diogo Dalot y toque goleador del pibe Ramos, que está viviendo un sueño. Cuando CR7 debutó profesiona­lmente en 1992, la revelación del Benfica apenas estaba en tercer grado. ¿Qué hizo Cristiano en el tercer gol? Se río con sus compañeros con los que hacía la entrada en calor. ¿Y en el cuarto? Aplaudió fuerte, con las manos arriba de su cabeza.

Mientras la gente seguía pidiendo por CR7, el pibe Ramos metió una picadita y clavó el 5-1, para que en Portugal nadie extrañara al ídolo adentro del campo de juego. A los 27’ del ST y después de mucha insistenci­a de todo el estadio, CR7 reemplazó justamente a Ramos, quien metió un triplete. Antes de que ingresara y de que el estadio lo ovacionara, Pepe se acercó y le puso la cinta de capitán. Y en sus pocos minutos, CR7 hasta convirtió un gol, anulado por offside. Tras una gran definición cruzada, el juez de línea levantó la bandera correctame­nte: clara posición adelantada. Con el 6-1 final, simplement­e saludó a la gente y se fue...

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