Dibu Martínez tapó dos penales, se convirtió en héroe y lo celebró con la gente. Luego reveló cómo se motivó gracias a Van Gaal: “Hablaron bolucedes y prendieron la dinamita”.
EMI Y SU FESTEJO CON MESSI TRAS LOS PENALES.
El más tranquilo en el momento más caliente. El más seguro en el momento de mayor presión. Emiliano Martínez. El Dibu. Ese que pasó a ídolo en la Copa América. Ese que ayer se convirtió en héroe con dos penales atajados en la definición para que Argentina eliminara a Países Bajos y se metiera en la semifinal.
En el partido había sufrido porque en los dos goles ni tuvo responsabilidad ni pudo hacer mucho más. Pero llegaron los penales y dijo presente. Con esa personalidad que lo marcó desde un primer momento, les habló a los rivales, le pinchó la pelota, besó los palos, pidió el aliento de la gente. Claro que todo el show no alcanza si no ataja y tapó los dos primeros. A Van Dijk le adivinó que el tiro sería para su derecha y hacia allí voló. Messi metió el suyo y llegó el momento de Berghuis que decidió pegarle al otro palo. Y hacía voló Dibu.
“Me llegan dos veces en el final. No sé qué cobra el árbitro, dio diez minutos, diez para que nos empataran. La verdad, el peor árbitro de la Copa, lejos. No puede ayudar atajando en los 90 minutos, pero después atajé dos y podría haber atajado más”, dijo Martínez, a tono con su confesión tras la derrota en el debut ante Arabia Saudita, cuando se quedó preocupado porque le habían pateado dos veces y le habían hecho dos goles, lo cual lo llevó a tener unos días difíciles y algunas charlas con su psi
SACÓ LOS DOS PRIMEROS Y DIO MUCHA CALMA A SUS COMPAÑEROS.
cólogo personal que lo acompaña desde hace años. Claro, esta vez no tuvo que esperar al siguiente partido, sino que tuvo revancha enseguida, en la tanda de penales. “Tengo mucha emoción. Jugamos por 45 millones. La gente no está pasando un buen momento por lo económico y darle una alegría es buenísimo”, agregó.
Luego pasaron tres penales que no pudo sacar, el fallado por Enzo Fernández y el decisivo de Lautaro Martínez, a quien todos salieron disparados a buscar, mientras Dibu quedó tirado, mirando al cielo, y la explosión no tardó en aparecer. Se sacó el buzo, lo hizo girar por el aire, se trepó a la pared que separa el campo de la tribuna y se puso a cantar con la gente durante varios minutos. Con la que estaba en el estadio de Lusail y con los 45 palos que celebraban en Argentina.