Olé

Lautaro tuvo su revancha en este Mundial esquivo para él, al meter el último tiro que él mismo quiso ejecutar. “Por suerte les pude dar una alegría a mis compañeros”, dijo.

TODOS CORREN A ABRAZAR A LAUTARO, EL HÉROE.

- SERGIO MAFFEI smaffei@ ole.com.ar

El destino le tenía preparado este regalito a Lautaro Martínez (25 años). Cuando entró, parecía historia liquidada, Pero Países Bajos lo empató inesperada­mente y hubo alta incertidum­bre. Para él era muy especial, incluso porque tuvo en los pies el 3-2 y el arquero tapó un zapatazo en el ST del suplementa­rio.

Hasta el momento no era el Mundial, en lo personal, que esperaba el Toro del Inter. Porque empezó de titular en el fatídico 1-2 contra Arabia del debut (cuando le anularon dos goles por offside, uno por centímetro­s) y después el puesto fue para Julián Álvarez, incluso en este duelo con Países Bajos. Lautaro aportó lo suyo pero no se le pudo dar el gol, como en todo el Mundial.

¿Quién sabe qué hubiera pasado si en el debut no le anulaban por un centímetro lo que era 2-0 versus Arabia? La realidad es que Lautaro se secó. Pero tuvo su minuto de gloria, que miraban millones de argentinos y en todo el mundo. Y él contó cómo fue la decisión, la de hacerse cargo en la definición por penales aunque venía torcido: “Bueno, como repito siempre, no me estaba b tocando d convertir Pero le dije al entrenador que quería patear, me dieron el quinto. Y estoy contento porque entró, porque me tocó el de la definición y sirvió para pasar a semis, que era lo que buscábamos”.

Lautaro pateó bárbaro y se fue al piso a celebrar, arrodillad­o, esperando a sus compañeros. Y se emocionó como todos: “Mi familia en la tribuna, con mi mujer y su familia, mi hija, mis hermanos, mi mamá en Argentina tin con mi abuela y otro hermano. h Se lo dedico a todos ellos”.

De hecho, Lautaro mostró un nivel recuperado. Le costó entrar en el ritmo del partido, sobre todo porque cuando ingresó la Selección estaba tirada muy atrás. Pero en el suplementa­rio levantó y tuvo dos goles. En el primero, la pelota que parecía meterse rebotó en el pecho de Dijk. Y la otra un tiro que le sacó el arquero, que iba esquinado, en el último minuto del adicional.

Y ahora, a recuperar.“creo que en los 90 merecimos ganarlo, en los 120 tuvimos situacione­s. Tuvimos personalid­ad y tenemos un gran arquero. A preparar Croacia que será dificilísi­mo. Ojalá que podamos jugar el partido que queremos todos jugar, que es la final”, dijo. “En la caminata para ir a patear estaba tranquilo, porque confiaba en mí, en lo que trabajé para esto. Por suerte pude darles una alegría a mis compañeros”.

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