LAS LÁGRIMAS, POR LO QUE FUE Y YA NO SERÁ
Suplente y sin su brillo característico, Cristiano Ronaldo se despidió del sueño mundialista, pero también de sus épocas de gloria. Un golpazo...
Si mi carrera terminara hoy, estaría contento. No podría pedir más. Sería injusto. Pero un Mundial...”, había expresado Cristiano Ronaldo en la previa de la Copa del Mundo. Cinco Balones de Oro, cinco Champions y máximo goleador de todos los tiempos. Así como muchos dicen que el fútbol le debe un Mundial a Lionel Messi, también se debe reconocer que el deporte no ha sido justo con el astro portugués en ese aspecto. Pero en el ocaso de sus carreras, la historia marca una diferencia clara entre ambos: mientras L Leo maneja j un nivel i l superlativo en su camino a la gloria, CR7 le ha dicho adiós al sueño máximo siendo suplente e intrascendente en Portugal, y en la víspera de lo que podría ser su desembarco a Arabia Saudita.
Qatar 2022 era la gran oportunidad para que Ronaldo demostrara que aún podía ser aquel delantero determinante que supo ser, tanto en Old Trafford como en el Santiago Bernabéu y el Juventus Stadium. Sin embargo, a pesar de que el equipo de Fernando Santos tuvo una actuación destacada en Medio Oriente, el rendimiento de CR7 fue decayendo con el correr de los partidos. En el debut, pudo fabricar un penal y convertir ti l la victoria i t i 32 3-2 sobre b Gh Ghana. Pero a partir de allí, fue en descenso: no gravitó en el 2-0 vs. Uruguay y dejó el campo en el 1-2 vs. Corea del Sur. Los rumores sobre una pelea entre el capitán y el entrenador crecieron, hasta el punto en el que Santos lo sentó en el banco de suplentes en los octavos de final. Y, para colmo, Gonçalo Ramos, quien ocupó su lugar ante Suiza, se despachó con un hat-trick en la categórica goleada 6-1. Él, por su parte, ingresó a los 22’ ST, pero, a pesar del viento a favor, no pudo marcar. El final, insólito: mientras sus compañeros festejaban la clasificación, CR7 caminaba al túnel en soledad.
Paradójicamente, los 40’ que jugó j ó ante tm Marruecos fueron de lo mejor de él en este Mundial. Comenzó por la izquierda y terminó como la referencia de área. Tocó sólo diez pelotas, pero supo dejar a Joao Félix de cara al arco y hasta remató sobre el final. En ambas, encontró del otro lado a un Bono inmaculado. Con el pitido final, Cristiano intentó contener la emoción y, a pesar de enfilar con rapidez hacia el vestuario, las lágrimas igualmente afloraron. Antes de llegar, en zona mixta, se desplomó. Un llanto que no solo tuvo como motivo la despedida del sueño mundialista sino, también, de sus épocas de gloria. ¡Y qué glora, Cristiano!