LECCIÓN TÁCTICA DEL DT

Esta Selección es la mejor de los últimos tiempos, incluso superior a la que jugó la final en Brasil 2014, porque tiene un nivel muy parejo en sus 26 jugadores: el funcionamiento no se resiente con ningún cambio y hay futbolistas capaces de cumplir diferentes funciones dentro de un mismo partido. Después, lo de Messi es impresionante. Es una locura cómo va para adelante y como sorprende todos los días con algo diferente el enano. Realmente es el líder de un equipo muy completo, que tiene una energía bárbara que se contagia desde la seguridad del Dibu Martínez y la solidez de la zaga Otamendi-romero hasta la capacidad goleadora de Julián y esa voracidad que tiene para correr cada pelota como si fuera la última.

Si bien Croacia no fue un rival bravo porque ni llegó al área y tampoco tiró centros, fue por mérito de Argentina. Tácticamente se jugó un partido perfecto, en otra demostración de la capacidad de Scaloni como entrenador. Porque le dejó manejar la pelota a Croacia y no lo presionó alto, para evitar generar espacios, sino que lo apretó cerca de la mitad de la cancha con un bloque compacto y eso dejó sin opciones de pase a Modric y los otros volantes: no supieron qué hacer con la posesión porque no tienen delanteros desequilibrantes en el mano a mano. Así, la Selección aprovechó el despliegue de Mac Allister, De Paul, Enzo y Paredes, más los laterales, para recuperar y salir rápido, ya que los defensores de ellos son grandotes y más lentos que los puntas argentinos. Los mató de contra. Y en el segundo tiempo manejó los tiempos con mucha jerarquía, al ritmo de Messi.

Es un equipo con movimientos coordinados en todas las líneas. Y la juventud y características de Molina, Enzo, Mac Allister y Julián le sumaron dinámica y velocidad. Un gran mérito de Scaloni, que ya dejó su propia marca. Una identidad definida.