Olé

EQUILIBRA POR LIBRA

La baja de Aliendro en Córdoba desbalance­ó a River. Su influencia, evidente: sin él, el CARP perdió mucho más de lo que ganó.

- ARIEL CRISTÓFALO POR acristofal­o@ ole.com.ar

DE PERFIL BAJO, SU ROL Y SUS CARACTERÍS­TICAS SON CLAVE.

La gran figura del Talleres 2 River 1 fue Rodrigo Garro: dos goles, uno una obra de arte desde lejos y al ángulo, muchísimo despliegue y lectura de juego. Ahora bien, el jugador que más influyó en el partido bien pudo haber sido un tocayo: Rodrigo Aliendro. ¿Cómo, si no jugó? Justamente por eso: su ausencia fue un silencio atronador en la mitad de la cancha del CARP que quedó expuesto en el desarrollo del partido que terminó en la primera derrota del líder en los últimos 11 juegos de Liga Profesiona­l.

De perfil bajo y silbando bajito en cancha, la figura del Peti fue, esta vez por omisión, evidente. Así como su ingreso fue acaso uno de los mayores aciertos de la temporada para balancear la sala de máquinas de este River hasta hace una semana arrollador, su salida en Córdoba terminó notándose perjudicia­l para un Enzo Pérez que por varios pasajes quedó algo solo en el retroceso tras pérdida. Demichelis explicó el movimiento estratégic­o de sacar a RA para sumar a Salomón Rondón con el antecedent­e de un Huracán que en Parque Patricios parecía partirse a espaldas de sus volantes creativos: el CT vio que a Talleres, con un diagrama similar, le ocurría lo mismo y optó por una receta que en el Ducó (y con dos goles de Rondón, justamente) había dado resultados. Acaso la diferencia, esta vez, y más allá de que Talleres tiene otra intensidad, otras caracterís­ticas técnicas y distinta vocación de ataque que el Globo, estuvo en el propio Aliendro: aquella vez, aún con un di

bujo 4-2-2-2, el ex Colón no solo fue titular sino que resultó una de las figuras de River.

En Córdoba lo que cambió fue que ese rol, el que tuvo el Peti en el Palacio, lo cumplía un De la Cruz que puede jugar perfectame­nte retrasado a la altura de Pérez pero que naturalmen­te tiene un estilo más explosivo y vertical que el de Aliendro. El mismo MD lo pintó muy bien en su conferenci­a de prensa post 1-2 en el Kempes: dijo, el deté, que el uruguayo tiene la tendencia de tocar e instintiva­mente subir a buscar la devolución para romper líneas, además de ser bastante más llegador a posición de remate. DLC no hizo un mal partido: al contrario, fue de lo mejor que tuvo River. En todo caso, el problema fue que sus caracterís­ticas (en un contexto de imprecisió­n general del equipo y ante un Talleres que le ganó muchísimos duelos medios y forzó errores) dejaron expuesto en el retroceso a un Pérez que con Aliendro tuvo en este tiempo la contención que necesitaba incluso para soltarse un poco como en los viejos tiempos.

La influencia del 29 es innegable, incluso estadístic­amente: contando el partido del domingo, el volante de 32 años faltó cuatro veces en lo que va del año y el Millonario apenas cosechó el 33,3% de los puntos (un triunfo, un empate y dos derrotas), mientras que cuando se alineó como titular, el porcentaje sube considerab­lemente a un 82,4% de unidades posibles (14 victorias y tres caídas). Casualidad­es o no, el último traspié que había tenido el equipo en la Liga, aquel 1-2 con Arsenal en el Monumental, tuvo la particular­idad de que Aliendro tampoco había participad­o ningún minuto.

Sí, Aliendro, sus caracterís­ticas y su función en el campo, hoy resultan decisivos: es el futbolista que equilibra a un equipo que encontró en él a un auxilio necesario para un Enzo Pérez que crece con él y que, a los 37 años, necesita ayuda en el retroceso, especialme­nte si -como ocurrió en el primer gol de Talleres el domingo- los centrales quedan muy lejos de su línea y el rival tiene aviones como Garro o el paraguayo Ramón Sosa. Acaso Kranevitte­r sea, por estilo y lectura posicional, una variable funcional si un día falta el ex

Colón y ATU. Pero hoy, con el tucumano aún en gateras (ver página 10), el rol del Peti es clave para lo que viene, especialme­nte en una Copa Libertador­es donde el equipo no tendrá margen de error en esa especie de triangular que disputará con Sporting Cristal y The Strongest, pero también en un campeonato donde River no querrá perder distancia y complicar un camino que por ahora sigue teniendo despejado.

Aliendro equilibra por libra y deja picando una máxima a futuro: su rol y su ausencia en Córdoba pide no reparar lo que no está roto.

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MICHO LE DIO LUGAR AL 29. EN CÓRDOBA, AL BANCO.
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