REYES DE COPAS
La historia de la fecha fue el abrazo viral entre Quique y Mateo luego del gol de Cauteruccio ante Tigre. El abuelo y el nieto visitaron el Libertadores de América, se llevaron una plaqueta y la foto con todos los jugadores.
Son solo 22 personas corriendo atrás de una pelota”, dicen y repiten quienes no miran o simpatizan con el fútbol. Y esa frase, con poco sustento y conocimiento de todo lo que rodea y genera una simple número cinco, es imposible de repetir luego de lo que sucedió en la victoria de Independiente ante Tigre en el Libertadores de América.
Quique Berenstam (74 años) y Mateo dejaron una de las mejores imágenes de nuestro fútbol tras el gol de Martín Cauteruccio. Abuelo y nieto abrazados por un grito de gol, un grito de desahogo, que no solo reflejó que la pelota entrara al arco, sino años de historias, anécdotas, asados, picadas, viajes y risas compartidas solo por el sentimiento hacia unos colores, los del Rojo. “Es el sentimiento de triunfo que es inmanejable, fue sentimiento puro, pasión pura”, expresó don Quique sobre el festejo.
Claro, esos años están opacados por el difícil momento que atraviesa el club, por lo que Mateo, a diferencia de su abuelo, es lo único que vio. “Verlo sufrir me hacía sufrir el doble a mí”, expresó Quique, en la visita que ambos hicieron ayer al estadio del Rojo.
Los dos fueron recibidos por los jugadores y el cuerpo técnico, les entregaron una plaqueta con un dibujo de su abrazo y se sacaron una foto todos juntos. Remarcando ese sentimiento, que muchos dirigentes ineptos quisieron dejar por el suelo en Avellaneda. Y estuvieron cerca, claro que sí, o por lo menos el material, porque el que viene del corazón no iban a poder romperlo. Es más, desafiaron y agigantaron ese amor por el club, ese que se vio atragantado en los ojos de Quique. Y el cual están demostrando los hinchas del Rojo en cada partido que el Rey de Copas juega en su cancha. Y así lo siente Quique: “Es una pasión transmitida
de padre a hijo, de hijo a nieto, y bueno trasuntó en lo que se vio en todos lados”.
Esa pasión, que no se explica con palabras, que solamente se siente y se comparte con personas a las cuales vemos como unos más de nosotros. Y si no quedó claro, miren de nuevo para Avellaneda, donde la gente lleva juntados más de 760 millones de pesos para poner de pie nuevamente a un club que lo necesita más que nunca. Y el
equipo así está retribuyendo, con dos victorias y un empate en las últimos tres partidos disputados.
Y así también se lo hace saber Quique a su nieto: “Vas a seguir con el Rojo, vas a disfrutarlo y vas a tenerlo siempre en el corazón como lo tengo yo”. El clima, como se ve, en Avellaneda es otro, no son solo 11 alrededor de una pelota, son muchos más. Pero, incluso sufriendo, siguen todos juntos, como Quique y Mateo.