Olé

NICOQUINÉT­ICO

De la Cruz, crucial para Demichelis: con su despliegue y su desorden es vital para que River vulnere planteos defensivos como el que Platense le podría proponer el domingo en Núñez.

- POR MARTÍN BLOTTO mblotto@ ole.com.ar

Cada vez resulta más complejo definir su puesto. Hace tiempo que Nicolás De la Cruz dejó de ser el volante creativo que llegó a River en 2017 con 21 años. Hoy, el uruguayo es el mediocampi­sta más influyente en el equipo de Demichelis por su capacidad para cumplir con todas las funciones en ese sector del campo y, principalm­ente, por ser el futbolista que marca el camino y el ritmo en los metros decisivos: rompe líneas con su velocidad y acelera la circulació­n de pases en ataque, inicia los avances como socio de Enzo Pérez y es fundamenta­l en la presión alta y la cobertura de espacios en retroceso. Así, se convirtió en un jugador de área a área. Difícil de descifrar. Incontenib­le. Nicoquinét­ico.

Justamente, el charrúa de 25 años a quien el entrenador de River definió como hiperquiné­tico y todoterren­o después del superclási­co es clave para alterar la monotonía del equipo cuando maneja la pelota sin lograr desequilib­rio. Su mayor virtud, por genética, es la movilidad, velocidad y voracidad ofensiva. No obstante, la maduración que consiguió en los última etapa del ciclo Gallardo y que sigue potenciand­o con Demichelis lo moldearon como un volante completo al que el capitán rebautizó como Kanté por el parecido físico con el francés de origen africano (sus padres son de Mali) que fue figura en la selección campeona del mundo en Rusia 2018 y el Chelsea que ganó la Champions 2021. Aunque el apodo que eligió Enzopé también responde a la adaptación de Nico al rol de volante central, ya sea como satélite del mendocino o como único cinco.

Si bien en este ciclo De la Cruz ocupó esa posición neta apenas 29’ en la derrota vs. Arsenal, ya lo había hecho con el Muñeco ante Patronato en octubre de 2022 y en otros momentos eventuales. Funciona como un auxilio para cubrir las bajas de Zuculini, Kranevitte­r o para que descanse EP. Y ya adoptó esa función como habitual el yorugua, ya que su capacidad aeróbica y dinámica, sumadas a su buen pie, panorama y criterio para distribuir el balón y acelerar le brindan al equipo una batería de recursos por omnipresen­cia en todos los sectores, siempre con la pelota como imán.

Ese desorden innato de DLC contrasta con el equilibrio y prolijidad de Aliendro, pero es una herramient­a crucial para vulnerar a rivales con planteos ultradefen­sivos como el que le podría proponer Platense el domingo: el charrúa gana panorama, tiempo y espacios iniciando alrededor de EP24 para desde allí conectarse con mejor visión, fluidez y precisión con Nacho, Barco, Beltrán o los creativos-delanteros de turno.

Lamentable­mente, la lesión crónica en su rodilla derecha (sinovitis) le ha quitado continuida­d: jugó 11 de los 22 partidos de River en 2023. De todos modos, ese problema aplacó la ilusión europea del volante, consciente de que esta limitación física le cierra las puertas de los principale­s mercados.

Así, con contrato hasta el 2025 sólo está enfocado en rendir en su mejor versión en River y en continuar su evolución como un todocampis­ta cada vez más imprescind­ible para Demichelis y determinan­te para el equipo, que sufre cuando Nicoquinét­ico no está.

DLC Y LA PELOTA, UN VÍNCULO CLAVE PARA RIVER.

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