Olé

ESTÁ EMPATANADO

River empató cuatro partidos al hilo y dejó escapar unidades por errores no forzados. Lo que ocurrió ante Talleres ya había pasado en otros encuentros y enciende las alarmas pensando en la Copa Libertador­es, que está cerca...

- NICO BERARDO cberardo@ ole.com.ar

Desde que debutó como entrenador que Martín Demichelis repite casi como un mantra que en el fútbol “se gana, se empata y se aprende”. Pues bien: River deberá aplicar cuanto antes esa lógica para dejar de perder puntos por errores no forzados que le compliquen la clasificac­ión a la segunda ronda de la Copa de la Liga. Y que también conspire contra sus aspiracion­es internacio­nales.

No es casual que River actualment­e acumule cuatro empates consecutiv­os: existen denominado­res comunes que explican tanto los magros cuatro puntos de 12 como así también las cinco igualdades que se anotó en el torneo. La seguidilla inició ante Atlético Tucumán, la noche del penal-gate protagoniz­ada por Esequiel Barco, aunque continuó en el Monumental, donde apenas ganó una vez en 2024. Lo que contrasta con las 20 victorias seguidas de 2023.

Demichelis admitió el sábado -y con razón- que “defendimos mal un pelotazo y una jugada que parecía que se iba al lateral” aunque luego acompañó la descripció­n con un argumento simplifica­dor: “Es parte del fútbol”. Lo es, en efecto. No obstante, íntimament­e el técnico sabe que River no puede volver a cometerlos. Mucho menos ante rivales como Talleres, descrito por el DT como “un partido de Libertador­es de visitante”.

Por caso lo preocupant­e es la sensación de que River juega ofensivame­nte a otro ritmo y nivel que el resto, pero con la tranquera entreabier­ta. Una cosa es asumir riesgos -jugar con la defensa adelantada, proyectar a los laterales, reclamarle a tu 5 que olfatee pérdidas ajenas para anticipary otra es ensanchar demasiado las brechas entre líneas. Lo que deriva, en algunos casos, en errores crónicos en el retroceso.

Sin ir más lejos, en el Kempes llegó a quedar mal parado con pelotazos nacidos de un saque largo de Guido Herrera. Ahora bien: River no sólo pierde por no efectuar bien las transicion­es defensivas. Por caso, ante Talleres exhibió una falta de tensión en la jugada del 22, cuando Paulo Díaz pronosticó que una pelota se iría al lateral a diferencia de Federico Girotti, quien fue a buscarla, ganó la posesión y generó un ataque.

Si Demichelis se debe ocupar de esta clase de problemáti­cas es porque se repiten con desenlaces desafortun­ados. Contra Argentinos, por ejemplo, la falta de firmeza al momento de evitar un avance de Sebastián Prieto -sorteó a dos jugadores locales- terminó con un pase a Gastón Verón previo al golazo de Santiago Montiel.

Asimismo, también se producen descoordin­aciones que en partidos ABC1 se pagan aún más caro. Traslados o pases fallados desde el fondo como los que se vieron en algunos pasajes en Córdoba ocurrieron también ante Riestra en el Bajo Flores (Enzo Díaz falló en un despeje y Goitía remató elevado) y contra Banfield, cuando Nacho Fernández no completó un rechazo en el mediocampo, posiblemen­te entorpecid­o por quien había iniciado una salida -Leandro González Pirez- y la acción terminó en el 0-1 parcial.

River tiene que solidifica­rse. Aumentar su atención también en los mano a mano: la facilidad con la que Ramón Sosa superó a Sebastián Boselli se asemejó a la libertad que le garantizó Agustín Sant’anna a Lautaro Blanco en el desborde que llevó al empate de Cristian Medina en el superclási­co. Otro partido clase A, de los más parecidos a los que tendrá en la CL.

Ahí, donde Demichelis apunta a dar un salto de calidad superando la vara (baja) de la edición 2023, el margen de error será todavía más bajo. Y si se combina con las dificultad­es contemporá­neas de River para sumar fuera del AMBA de visitante: con el actual cuerpo técnico apenas ganó dos partidos de 14 en esa condición, siendo la excepción las victorias del año pasado ante Central Córdoba en Santiago del Estero y Newell’s en Rosario. Cuestiones que deberá resolver para cortar los puntos suspensivo­s...

“SON COSAS DEL FÚTBOL”, DIJO EL DT. PERO DEBE EVITARLAS...

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EL ENTRENADOR, PREOCUPADO POR LO QUE SE LE VIENE A RIVER Y POR EL NIVEL MOSTRADO.

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