Olé

UN CAMINO PARTICULAR

La ruta que separa Sucre de Potosí tiene su complejida­d. “Es como una serpiente”, ilustró el Pampa Biaggio, el DT rival.

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implicará para el plantel arribar a la zona donde se jugará el partido ante Nacional Potosí. El motivo es simple: a la ciudad no se puede llegar en avión. Al menos no en uno de los que acostumbra a trasladar a este tipo de delegacion­es. Porque el aeropuerto Capitán Nicolás Rojas de la ciudad del altiplano no está operativo para vuelos comerciale­s y por eso la alternativ­a más potable es la de arribar al aeropuerto de Alcantarí, en Sucre, departamen­to de Chuquisaca, a exactos 158 kilómetros del escenario donde el 3 de abril desde las 21 horas el Xeneize debutará en la competenci­a continenta­l.

Pero, ¿qué tiene de particular esa escala? Antes que nada, una complicaci­ón menor, pero que influye en el combo. Por lo que recibieron hasta acá desde ese primer destino (donde el Xeneize hará noche el día anterior) es que la hotelería disponible no es suficiente para recibir a toda la delegación completa. Y que -por ese motivo- la misma se dividirá en dos alojamient­os cercanos entre sí.

Ya en el miércoles del partido, llegará el momento de emprender el traslado para recorrer esos poco más de 150 kilómetros de distancia, una odisea no tan simple. Camino sinuoso, de montaña y en ascenso, un recorrido que no tiene la misma dificultad si se hace en un auto particular que si se ejecuta mediante un ómnibus o micro de pasajeros. Por esa razón, si el plantel entero se sube a su habitual medio de transporte por tierra, el tiempo en llegar a destino podría alcanzar hasta unas seis horas de demora. Por lo tanto, la intención por estas horas es repartir a los convocados por el DT en diferentes “combis o 4x4”, según confiaron fuentes oficiales del club, para cubrir la distancia al destino final. Que será bastante cerca de la hora del partido, pero en este caso con la distancia necesaria para que los movimiento­s del trayecto tampoco dejen consecuenc­ias de mareos o alguna indisposic­ión que obligue a cambiar los planes previos.

“Me hubiera gustado llegar más cómodo a esta instancia de la Copa de la Liga, pero ahora el partido más difícil es el de San Lorenzo. Y después vendrá el viaje a Potosí, con la logística que será compleja”. Así se refirió al tema Martínez. Y casi que lo instaló. Porque para colmo, tras esta travesía, a la vuelta deberá ir a Rosario para enfrentar a Newell’s.

Si bien el cuerpo técnico ya se puso a trabajar al respecto apenas supo de la suerte del sorteo y que lo toma como un aspecto más a tener en cuenta, lo cierto es que la parte de planificac­ión no depende de su voluntad. En eso andan los responsabl­es de tomar decisiones en otros niveles (el económico, por caso) para resolver lo que quienes deben ocuparse de lo futbolísti­co les requiriero­n.

Un dato clave: a diferencia de cualquier partido en el llano, en casos de encuentros a realizarse a más de 2.000 metros de altura la exigencia de Conmebol es que el equipo visitante llegue al país anfitrión al menos 24 horas antes del pitazo inicial. Y que arribe a la zona del estadio con seis horas de antelación. Es decir que Boca debería emprender el tramo final del viaje antes del mediodía del día del partido.

Y tal vez las palabras de Claudio Pampa Biaggio (el técnico rival) en declaracio­nes a TYC Sports, den una dimensión real de lo que implica el asunto: “Acá van a tener la dificultad de que no llega ningún vuelo. Tenés que ir a Sucre, que son 158 kilómetros de acá por montaña. Cuando llegás a Sucre, ya es altura. Podés quedarte ahí tranquilam­ente, pero después para llegar a Potosí tenés casi tres horas de viaje y la ruta es como una serpiente. No va a ser fácil”. Clarito.

Rival a rival, así dijo el Gigoló que va proyectand­o a su Boca. Será entonces entre el clásico con el Ciclón y el debut copero, que se ocupará del viaje a Potosí. El enemigo ambulante.

PARA LLEGAR A TIEMPO, EL VIAJE FINAL DEBE PARTIR AL MEDIODÍA.

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