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TODO A LA COPA

Boca apuesta a varios frentes, pero la prioridad en este momento es buscar el boleto en el torneo y por eso Martínez pondrá lo mejor en el clásico con San Lorenzo. Y luego, la estrategia para ir a Potosí.

- GONZALO SULLI gsulli@ ole.com.ar

Diego Martínez sabe bien lo que se juega en estas semanas que se avecinan. Lo sabe como líder de grupo pero sobre todo como hombre de fútbol. Y si bien el director técnico de Boca puede tener como atenuante frente a cualquier crítica el poco tiempo que lleva al frente del plantel, en su cabeza está la idea de meter un pleno que lo impulse a lograr esa espalda con la que no asumió en el club.

Traducido, el objetivo por estas horas para el Gigoló es ganar y ganar para meterse en el selecto grupo de los ocho equipos que pelearán por la Copa de la Liga. Parece una obviedad, pero no l o es. ¿Por qué? Porque ni de casualidad el Xeneize está cómodo en su chance de clasificar a los cuartos del certamen local. Si bien depende de sí mismo, la poca cosecha de puntos con la que llegó a los momentos culminante­s le dejaron un margen de error casi nulo en sus últimos cuatro partidos.

Sin embargo, la dificultad extra que presenta este momento del calendario es la superposic­ión con el inicio de la Copa Sudamerica­na, ese torneo continenta­l que (lejos de ser un objetivo menor) es también una oportunida­d de reconcilia­rse con los logros internacio­nales y -por qué no- estar a la altura de la mirada general sobre su posición de candidato en una competenci­a menor que la que pelea cada año el club.

Lo que dijo el DT. Sobre esa encrucijad­a, Martínez habló el sábado post victoria por la Copa Argentina. “En Boca jugás siempre finales y son todos partidos importantí­simos. Me hubiera gustado llegar más cómodo. Pero intentarem­os clasificar en estos partidos finales y con el inicio de la Sudamerica­na también pasar de ronda”. En resumen, la mirada de Martínez no prioriza ni descarta ninguno de los dos frentes. Incluso, con su valoración acerca de lo que hubiese deseado, da una muestra de cómo ve a su equipo.

Porque el discurso del entrenador siempre fue realista. Cuando debió hablar de merecimien­tos, siempre separó los resultados respecto del juego de los suyos, y criticó fuertement­e cuando no le gustó nada, como ante Unión. Por eso, leyendo entrelínea­s, su “me hubiera gustado llegar más cómodo” implica un sabor a poco que ya

manifestó anteriorme­nte, aunque ahora con otro condimento.

El momento. Martínez cree que el equipo ahora sí está pasando por un buen momento. Que logró aceitar mejor el juego de ataque y encolumnar­se atrás del faro que hoy representa Edinson Cavani para generar y concretar el peligro en el área rival. Pero también entienden (entrenador y cuerpo técnico), que hay muchos puntos altos en los rendimient­os de varios titulares y de otros jugadores que supieron aprovechar las ausencias de lesionados y convocados en la fecha FIFA.

Y ahora, con casi todo el plantel a su disposició­n, los estrategas tácticos del equipo saben que tienen con qué afrontar esta seguidilla que se viene. Y por eso no piensan guardar nada en el decisivo encuentro del próximo sábado ante San Lorenzo, con la certeza que un triunfo lo posicionar­á muy bien de cara a meterse en la zona de acceso a los cuartos, pero que solo será el primer paso de una serie que no se agotará hasta cumplir con el calendario.

Sin ir mucho más allá, el plan queda claro. Partido a partido, con la obvia prioridad por el clásico que será -también- otra prueba de carácter como la que se vivió hace un par de semanas, también en la Bombonera y ante Racing. O como la de fines de febrero, con aquel resultado remontado en el Monumental. Con esas bases es que Diego Martínez cree tener el equipo preparado para dar el zarpazo y -en pocas semanas- ir en los mano a mano a intentar lograr su primer título dirigiendo a Boca.

Es consciente el DT que si lo logra estará guardando en su bolso una buena porción de tiempo para el trabajo a largo plazo que tiene en mente desde que se le cruzó por la cabeza asumir el desafío de dirigir al Xeneize. Claro está, la Copa de la Liga no es el camino más fácil pero sí el más rápido para volver a poner al club en el escalafón de América que su historia reclama: la Copa Libertador­es, la cual reserva su primera plaza 2025 para el ganador de la competenci­a en curso.

Las cargas. Sobre el cronograma a seguir y la dosificaci­ón de esfuerzos, el detalle de los jugadores que vuelven de las seleccione­s y que podrían perderse el partido del sábado (Cristian Medina, Nicolás Valentini y Luis Advíncula), bien servirían de base para ir a Potosí -allá en lo alto de Bolivia, con toda la complejida­d de sus 3.900 metros sobre el nivel del mar-, completand­o un equipo fresco y competitiv­o que no interfiera en la secuencia local que continuará el siguiente sábado con una riesgosa visita a Rosario para enfrentar a Newell’s.

Sin margen. Antes y después de jugarse tanto, los partidos que sigan en la Sudamerica­na irán dando -cada uno con su dificultad- el termómetro de cuánto costará seguir adelante con esa otra meta, la cual tampoco permite demasiados traspiés, porque el boleto directo a los octavos de final es solamente para el ganador del grupo (el segundo tiene que jugar una reválida con un tercero de la fase de grupos de la Libertador­es) y por eso la mayoría de los partidos serán a ganar o ganar.

“Este era el partido más difícil y ahora el de San Lorenzo. Después el viaje, con la logística que será compleja. Y después será Newell’s y después, Trinidense”. Así describió Martínez, luego de ganarle a Central Norte, el inicio de la seguidilla que puede terminar con nueve partidos en cuatro semanas para un Boca que ya tiene el rodaje suficiente para convertirs­e en un equipo.

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TRAS DOS DÍAS DE DESCANSO, VUELTA AL TRABAJO.

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