Olé

“ESTA ES MI SALSA, EN ESTE TERRENO ME MUEVO BIEN”.

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Maravilla y las clases con la gente

En esa sintonía, reconoce que “yo no tengo nada extraordin­ario, pero cuando me puse a trabajar, trabajé. Me salen bien y mal las cosas, pero cuando la tengo que poner, la pongo toda”. Así remarca el camino del esfuerzo y, de algún modo, les adelanta de qué se tratará lo que sigue, sin que sus alumnos lo hayan imaginado. Porque luego, cuando Olé les preguntó si la clase era como se esperaban, nadie asintió. Quizá algunos pensaban que sería una charla y algún ejercicio, pero no. Se llevaron mucho más...

“En el boxeo lo importante no son los golpes, el boxeo es manejo de tiempo y distancia”, continúa machando conceptos. Y trae al ring virtual a alguien conocido para destacar algo importante. “¿Qué pasaría si a Messi le quitáramos el amague? Se acabo Messi, porque Messi es engaño. Te tira el cuerpo por un lado y se va para el otro, pisa la pelota para arrancar con velocidad; muestra una cosa y te hace otra. En el boxeo es lo mismo: amago pegar abajo para pegar arriba, me inclino para un lado y pego con la otra mano; muestro una cosa y hago otra”.

Cuando llega la hora de moverse, quienes estaban sentados se ubican en varias filas frente a él y larga el entrenamie­nto. Sin música, a menos que se interprete como melodía los ruidos de las pesas y máquinas que la gente utiliza durante su rutina mientras relojea la del boxeo.

Maravilla ya había explicado los tips básicos y golpes: jab, gancho, directo y cross. Ahora llega el momento de que la teoría se convierta en una exigente y divertida práctica.

Nadie pelea contra nadie, a lo sumo el llamará a uno de los jóvenes para tomarlo de ejemplo como si fuera un rival. La clase de Martínez -luego se notará- se basa en buscar el esfuerzo mientras se tiran los golpes hasta que los brazos aguanten. “Uno, dos, uno, dos”, repite quien luciera los cinturones mundiales de peso mediano del CMB y OMB

más los superwelte­r del CMB y la IBO, con récord de 57 (32 ko)-3 (2 ko)-2 hasta su última pelea, el 21 de marzo del 2023 en el Luna Park.

Quienes lo imitan, con vendas algunos, tiran el jab y el directo o retroceden también lanzando golpes, sin pausas, pero la mayoría metida en un ring imaginario, dejando todo. La clase va llegando a su fin, como la luz natural afuera del gimnasio, y es tiempo de relajar, elongar, escuchar los últimos conceptos antes de que suene la campana con un gracias que antecede al aplauso general. El agua es bienvenida, como el pedido de que se arme una fila porque Sergio va a firmar los diplomas

FUE MEDIA HORA DE CHARLA Y UNA HORA Y MEDIA AL PALO.

y se prestará para las fotos, selfies, preguntas y hasta recibir algún regalo.

Si fuera por la gente que llegó hasta de Gualeguayc­hú para asistir a la clase, Martínez no se va. Pero además de la charla pactada con Olé, a quien suele residir en España lo espera una necesaria ducha y un furioso cambio de ropa porque a la noche tiene función de stand up. Y en la semana dará otra charla; y el viernes volverá a actuar, esta vez en el Paseo la Plaza, y así hasta consumir los días que pasará en el país hasta volver a la Madre Patria. En el medio se juntará con amigos, comerá esas pastas que le suelen servir en el restaurant­e de Donato De Santis en la Recoleta -un poco parte responsabl­e de que los 77 habituales kilos se hayan transforma­do en los actuales 90, que no lequedan para nada mal y lo hacen feliz- y seguirá haciendo su vida normal. Lejos de las campanas y el boxeo profesiona­l, pero repleto de actividad, como las clases. Las que sorprenden y quedan grabadas como los golpes, pero acá más parecidos a caricias para quienes lo idolatran.

“EL RING A VECES SE EXTRAÑA, PERO EN ESTE MOMENTO, NO”. El boxeador quedó a un costado

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