Olé

PICÓ EN PUNTA

Riquelme quiere a Adam Bareiro, el goleador de San Lorenzo que en el último clásico en la Bombonera mostró toda su jerarquía. JR lo elogió, el paraguayo se la devolvió y, a fin de cuentas, nada fue casual. ¿Es posible su llegada?

- GONZALO SULI gsuli@ ole.com.ar

El 9 de San Lorenzo me parecequec­ompite todo el tiempo y el fútbol para mí es eso, porque el que juega mal y compite pasa a ser bueno; el que es bueno y compite se convierte en muy bueno, y el que es muy bueno y compite ya es Messi”. La declaració­n de principios de Juan Román Riquelme sirvió para ejemplific­ar su pensamient­o sobre Adam Bareiro, en una de las entrevista­s que el presidente de Boca dio durante este 2024. Y también para dar inicio a una historia que segurament­e será una de las novelas del próximo mercado de pases.

Porque si bien el Xeneize aún no dio el primer paso formal para avanzar sobre su pase, el interés es cierto. Y tiene bases no sólo en los gustos de Román,

TIENE VÍNCULO POR UN AÑO MÁS EN BOEDO PERO VE BIEN UNA SALIDA.

quien no suele elogiar a cualquier futbolista y menos del medio local. En lo discursivo, también el delantero fue elogioso y agradeció las palabras de JR. Pero no se quedó ahí, sino que se ocupó de rendirse a la Bombonera en la previa al clásico jugado hace algunas semanas, en el cual la terminó picando su penal para el 1-0 parcial.

“Hacer un gol en un clásico es muy lindo, la verdad que lo disfruto un montón. Y ahora me va a tocar mi primer partido en La Bombonera. En Paraguay de chiquito era muy consciente, cuando veía los par-par- tidos de Boca cuando jugaba de local, lo que es el estadio y lo que genera la gente en ese estadio”. Así, el goleador dejó una sentencia que llamó la atención porque sus palabras elogiosas en un rival así no son habituales. Si ese juego de seducción fue adrede o no lo dirá el tiempo, o tal vez hasta puede ser casual y la historia terminar con final feliz. Lo cierto es que no solamente desde ese ángulo la chance es concreta, sino que el sustento viene de la necesidad y el deseo de ambos. Del lado de Boca, atentos a la situación de Benedetto (ver aparte), saben que sumar un delantero de peso para acompañar el gran momento de Edinson Cavani y Miguel Merentiel es algo que se impone. Porque Pipa -más allá de su contrato por vencer- cada vez tiene menos espacio en las variantes de Diego Martínez.

El paraguayo, en tanto, no ve con malos ojos salir de su situación actual. Sabe que el momento que vive desde hace más de un año lo hace objeto de deseo desde cualquier club que se fije en él. Y Boca no es la excepción. Con contrato por un año más en San Lorenzo, la chance de cruzar de vereda parece depender de cuánto acelere el Xeneize, de la presión que haga el propio jugador y del dinero.

Porque al club de Boedo -con la flamante conducción de Marcelo Morettiper­der a su jugador emblema para verlo con la azul y oro en el pecho, es poco menos que una bomba atómica. Ya en enero hicieron lo posible y más por mejorarle el contrato y solucionar sus requerimie­ntos, pero la realidad futbolísti­ca, la inestabili­dad en la parte económica y el desafío de crecer en su carrera hacen muy complicada su continuida­d.

Sabido es que las negociacio­nes en Boca -sobre todo las más relevantes- se cocinan a fuego lento y las comanda el mismo que baja el martillo. Y también es cierto que cuando Riquelme tiene un jugador en mente, es difícil que se lo saque. Las cartas todavía no están echadas, pero ya se adivinan. Y la puja puede ser para alquilar balcones. Al final del camino esperan una camiseta muy preciada y, sin dudas, uno de los goleadores del momento.

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