Olé

LO BAJÓ DEL POSTER

Cachín perdió con Nadal en tres sets, pero se dio el gusto de medirse con su ídolo y hasta se llevó la remera del manacorí. “Gracias por haberme cumplido el sueño”, dijo -feliz- Pedro.

- AYRTON AGUIRRE raguirre@ agea.com.ar

Pedro Cachín (91°) no olvidará jamás la experienci­a vivida ayer. Por el contexto, dado que la cancha Manolo Santana de la Caja Mágica del Masters 1000 de Madrid estaba repleta, pero también por el rival al que enfrentaba. Pasó de pelotear con Rafael Nadal (512°) en 2015 en el Argentina Open a jugar contra él en el patio de su casa. Y si bien el encuentro terminó con derrota por 6-1, 6-7 (5) y 6-3 en 3h05m, el cordobés se irá con felicidad de España por haberse medido con uno de sus ídolos. Encima se retiró entre aplausos y con la remera del manacorí, a quien le había pedido el obsequio como souvenir eterno de un duelo que permanecer­á en su recuerdo.

El Matador sigue escribiend­o capítulos en su vida con el tenis. La leyenda, pese a estar al límite en lo físico y no saber hasta cuándo podrá seguir disfrutand­o de lo que más le gusta, parece inagotable. Hasta en los momentos más difíciles sale adelante. Y otra vez demostró que no hay arpón que pueda detener a ese tiburón en polvo de ladrillo.

Nadal jugó un primer set perfecto. Agresivo desde el fondo, calentó la mano y castigó con su típica derecha paralela pero principalm­ente con el revés cruzado. A pesar de los intentos de Cachín de presentar batalla, del otro lado de la red había un adversario que olía sangre y quería ir por más. Y encima, durante ese período, elevó todos sus porcentaje­s al saque. Ya no era cuestión de poner el primero en juego, sino de forzarlo ya que no había dolor en la zona abdominal.

Sin embargo, el español se desinfló un poco en el segundo parcial y el argentino, por el contrario, subió sus prestacion­es. De hecho, metió dos quiebres al hilo para picar adelante con una ventaja de 4-1. Pero no lo pudo cerrar, desperdici­ó dos set points y todo se dirimió en el tiebreak, momento en el que clavó una devolución perfecta a los pies para estirar la definición. Y en el tercero todo fue cuesta arriba. Con un quiebre rápido (el séptimo de los nueve que logró en el partido), Nadal, de 37 años, se llenó el tanque de confianza para estirar su paso por Madrid. Pedro contó con oportunida­des para pelear hasta el final, pero la intensidad y algunos toques de magia de Rafa fueron suficiente para conseguir el boleto rumbo a los octavos de final (hoy, a las 16 vs. Jiri Lehecka, 31°).

Más allá de todo, por diferentes circunstan­cias ambos salieron ganando.

RAFA YA LE DIO LA REMERA QUE PEDRO LE PIDIÓ.

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CACHÍN SOBRE LO QUE VIVIÓ VS. NADAL.

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