Olé

EL MÉTODO ROMAGNOLI

En un mes y cinco partidos, el Pipi le trasmitió su esencia a San Lorenzo y ya se ven claras diferencia­s en relación al sello Insua: aunque más ofensivo y arriesgado, comete errores defensivos que debe curar.

- DIEGO PAULICH dpaulich@ ole.com.ar

No hubo pretempora­da ni demasiado tiempo para trabajar. Leandro Romagnoli, primero en calidad de interino y luego como entrenador ratificado, asumió la dirección técnica de San Lorenzo hace poco más de un mes. En términos futboleros, hace cinco partidos. Pero pese a las pocas horas de campo para trabajar, el cambio de imagen está a la vista.

Desde aquel encuentro en Santiago del Estero ante Central Córdoba (0-0) con el que San Lorenzo se despidió de la Copa de la Liga, el Pipi empezó a mostrar sus cartas. A diferencia de Ruben Insua, más conservado­r en sus planteos, el ex enganche tiende a mirar siempre el arco rival.

Con Leandro Atilio, el equipo modificó el dibujo: se ratificó la línea de cuatro en el fondo que el Gallego había empezado a utilizar en los últimos encuentros de su ciclo, se plasmó un doble cinco compensado y tres mediapunta­s por detrás del centrodela­ntero. Utilizando, además, a jugadores que el ex deté no tenía en considerac­ión: Alexis Cuello y Eric

Remedi, ambos claves en los dos últimos partidos de Copa.

Ahora bien: el retoque excede al esquema. Porque San Lorenzo se para varios metros más adelante y cuando necesita buscar el resultado, el deté no reniega de acumular jugadores creativos del medio hacia adelante. En contrapart­ida, al momento de cerrar los partidos, el Pipi demostró por qué tiene como una de sus musas al Patón Bauza, resignando un creativo ante Independie­nte del Valle para agregar un defensor. Un retoque que los fanáticos de San Lorenzo compararon con un cambio cantado del Patón en la Libertador­es 14, cuando reemplazab­a a Ignacio Piatti con Walter Kannemann para reforzar su retaguardi­a.

Claro, esa mirada ofensiva y de buscar siempre la victoria, genera algunos desajustes que el equipo pagó. En varios partidos quedaron expuestos errores puntuales o desacierto­s de bloque en la última línea que terminaron en goles rivales. Pasó con Liverpool en Montevideo y en el Bidegain...

A ese desafío al Pipi se le suma otro: medirse ante los poderosos del continente con un plantel sin abundancia. Palmeiras será, en esa línea, una prueba interesant­e para el método Pipi.

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EL ENTRENADOR EN POCO TIEMPO EMPIEZA A MOSTRAR COSAS.

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