EL MÉTODO ROMAGNOLI
En un mes y cinco partidos, el Pipi le trasmitió su esencia a San Lorenzo y ya se ven claras diferencias en relación al sello Insua: aunque más ofensivo y arriesgado, comete errores defensivos que debe curar.
No hubo pretemporada ni demasiado tiempo para trabajar. Leandro Romagnoli, primero en calidad de interino y luego como entrenador ratificado, asumió la dirección técnica de San Lorenzo hace poco más de un mes. En términos futboleros, hace cinco partidos. Pero pese a las pocas horas de campo para trabajar, el cambio de imagen está a la vista.
Desde aquel encuentro en Santiago del Estero ante Central Córdoba (0-0) con el que San Lorenzo se despidió de la Copa de la Liga, el Pipi empezó a mostrar sus cartas. A diferencia de Ruben Insua, más conservador en sus planteos, el ex enganche tiende a mirar siempre el arco rival.
Con Leandro Atilio, el equipo modificó el dibujo: se ratificó la línea de cuatro en el fondo que el Gallego había empezado a utilizar en los últimos encuentros de su ciclo, se plasmó un doble cinco compensado y tres mediapuntas por detrás del centrodelantero. Utilizando, además, a jugadores que el ex deté no tenía en consideración: Alexis Cuello y Eric
Remedi, ambos claves en los dos últimos partidos de Copa.
Ahora bien: el retoque excede al esquema. Porque San Lorenzo se para varios metros más adelante y cuando necesita buscar el resultado, el deté no reniega de acumular jugadores creativos del medio hacia adelante. En contrapartida, al momento de cerrar los partidos, el Pipi demostró por qué tiene como una de sus musas al Patón Bauza, resignando un creativo ante Independiente del Valle para agregar un defensor. Un retoque que los fanáticos de San Lorenzo compararon con un cambio cantado del Patón en la Libertadores 14, cuando reemplazaba a Ignacio Piatti con Walter Kannemann para reforzar su retaguardia.
Claro, esa mirada ofensiva y de buscar siempre la victoria, genera algunos desajustes que el equipo pagó. En varios partidos quedaron expuestos errores puntuales o desaciertos de bloque en la última línea que terminaron en goles rivales. Pasó con Liverpool en Montevideo y en el Bidegain...
A ese desafío al Pipi se le suma otro: medirse ante los poderosos del continente con un plantel sin abundancia. Palmeiras será, en esa línea, una prueba interesante para el método Pipi.