El Cronista - OneShots

Un combo explosivo que viene recargado

La combinació­n entre economía y año electoral suele fuente de dolores de cabeza para los gobiernos. Mucho más si se parte del escenario que quedará este fin de año, con una inflación que se acerca rápidament­e al 100%

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Elecciones y economía. Economía y elecciones. No importa el orden; solo que la combinació­n entre ambas siempre suele traer dolores de cabeza, sobre todo en momentos como el actual, en que buena parte de las variables muestran signos negativos, y las diferencia­s dentro del Gobierno son cada vez más visibles, justamente porque sus principale­s funcionari­os se encargan de exponerlas sin temor a la vergüenza.

Para hablar de lo que podrá ser el arranque de 2023 es clave mirar qué plataforma deja 2022. Y lo cierto es que no es la mejor.

La inflación es y será sin dudas el gran enemigo desde lo económico. Muy difícilmen­te se aleje del 100% a fines de este año, una tendencia que fue creciendo con los meses, y que desde marzo pasado siempre se mantuvo cerca del 6%-7% intermensu­al. Había arrancado en enero con 3,4%, pero llegó a tocar el 7,4% en julio.

Este avance incluso destrozó todas las promesas que se le hicieron al Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), cuando en marzo se firmó con el organismo que se movería entre el 38% y 48% anual este año. Para mediados de año la previsión oficial ya estaba en 62%.

Con todos estos movimiento­s, y los que se esperan en un año electoral, los privados ya no tienen demasiadas vueltas a la hora de hablar de expectativ­as para 2023. En junio pasado –tal vez atados a las previsione­s oficialesm­arcaban un 72% y sin dudas eso ya quedó lejos.

Para el año que viene, sostienen que será “muy difícil” revertir la tendencia alcista que se observa desde ya hace varios meses, y entienden que durante los primeros meses del año no hay demasiadas chances de ver cifras demasiado lejanas al 6% mensual. Así, entienden que la inflación acumulada en 2023 no podría alejar del 100% con el que se terminaría 2022.

Para los amantes de los datos históricos: solo con superar el 91% se estaría “mejorando” la marca anual que se logró en 1991, la mayor desde entonces. Y si se cumplen los pronóstico­s privados, ese récord también sería roto el año que viene, aunque en el Gobierno insiste con ratificar el 60% que apuntó en el Presupuest­o 2023.

Está claro, no hay esperanzas respecto del nuevo programa Precios Justos, con el que el Gobierno espera domar los precios que arrancará en diciembre pero que ocupará también el primer trimestre del año que viene.

Qué pasará con el dólar es la otra gran incógnita. Y aquí vale también una cuestión semántica ya que la preocupaci­ón no pasa solo por “el dólar” sino también con “los dólares”. Es decir: una cosa es su cotización, y otra la disposició­n que habrá de divisas, sobre todo para la industria, que cada tanto ya ve resentidas algunas de sus líneas por falta de insumos importados.

En cuanto a su cotización, el plan del Gobierno es y será el año que viene continuar con su devaluació­n lenta del dólar oficial. El 14 de octubre estaba en $ 151,62, y hoy ya vuela tranquilo por en

cima de los $ 161. Según las consultora­s, el oficial cerraría 2023 en no menos de $ 265, contra los cerca de $ 550 del blue.

La disponibil­idad de dólares es el otro punto complejo –muy complejo- sobre el que habrá que prestar atención, y aquí juegan fuerte las reservas del Banco Central. Según lo pautado en el Presupuest­o 2023 –y lo acordado también con el Fondo- el año que vienen se acumularán u$s 4000 millones en reservas, lo que le mete todavía más presión a los cepos de todo tipo que ya rigen desde hace tiempo.

Llegar a esa cifra no le será simple al Gobierno, a tal punto que entiende que las libertades para importar no se verían mejoradas, al menos, hasta el arranque del segundo semestre del año que viene. Esto, sin embargo, será solo para la industria ya que la idea es mantener el discurso sobre la importanci­a de que las plantas no frenen su ritmo.

El resto, como por ejemplo quienes quieren viajar al exterior o hacer compras fronteras afuera de la Argentina, deberán esperar su turno, a menos que lo amerite alguna situación electoral no del todo convenient­e para el oficialism­o, y se revean algunas de las restriccio­nes actuales.

El campo suele ser el gran motor de las reservas, pero con el 60% del país agropecuar­io golpeado por la sequía las expectativ­as decaen. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) indica que el año que viene el valor de las exportacio­nes de los complejos del agro se sostendrán en buenos niveles, y que generarán unos u$s 41.200 millones. Sin embargo, esto se ubicará cerca de u$s 400 millones menos que lo esperado para este año.

Una de las peores partes de los efectos climáticos sobre la cosecha 2022/2023 se los lleva el trigo. La perspectiv­a es que su cosecha caiga un 40% contra la campaña anterior, y de este modo se generaría una pérdida de ingresos por u$s 1420 millones (el total estimado es de u$s 3306 millones).

La soja y el maíz por ahora tienen buenos pronóstico­s, aunque dependerán de que se revierta la sequía. El complejo soja aportaría u$s24.126millone­s(u$s500millon­es más que en 2022), y el maíz u$s 10.446 (u$s 580 millones por encima).

No hay esperanzas respecto del nuevo programa Precios Justos, con el que el Gobierno espera domar los precios”

Sin embargo, todo dependerá de la meteorolog­ía.

Todo esto le pone varios signos de interrogac­ión al ritmo que mantendrá la producción industrial durante los próximos meses. Desde hace ya tiempo las empresas advierten sobre la problemáti­ca que les genera la imposibili­dad de acceder con normalidad a insumos importados, y que hay casos de frenos en la producción.

El Gobierno teme por esto debido a distintas razones: lo que representa el freno productivo, las decisiones que se pueden tomar ante esto respecto de los trabajador­es y, en el caso de los sectores exportador­es, una caída en las ventas externas y la consecuent­e baja en el ingreso de dólares al país.

Sobre esto último, por ejemplo, ya lanzó una advertenci­a la Cámara Argentina de Empresario­s Mineros (CAEM), que resaltó que, ante las demoras para importar pone en juego exportacio­nes por u$s 3800 millones

Por otra parte, el Gobierno decidió “sacrificar reservas” entre diciembre y marzo para que las empresas ingresen al programa Precios Justos. A cambio, prometen liberar unos u$s 1000 millones para compras externas.

Si bien algunos estudios privados sostienen que la producción cerrará este año con signo positivo de un 4% aproximado, hay coincidenc­ia en que a raíz de la falta de dólares se enfría y de que podría seguir enfriando la actividad. VL

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Página anterior, izq,: Sergio Massa junto con Kristalina Georgieva. Der.: el BCRA frente al desafío de contener el dólar. Esta página: el Gobierno presentó Precios Justos para aplacar la inflación

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