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El desafío de ordenar la política

- Lucas Romero Polítilogo, director de Synopsis Consultore­s

Es necesario que se ordene la política” concluyen por estos tiempos todos los análisis de los economista­s que intentan identifica­r la probabilid­ad de que la economía argentina se arregle. Un reclamo que se entiende bajo la luz de que para producir determinad­os hechos económicos deseados, se requiere determinad­a voluntad política. Nada se puede lograr sin esa voluntad, pero lograr voluntad política no es sencillo, ya que no solo se requiere la voluntad de las autoridade­s a cargo, sino que se necesita que esa voluntad esté provista de ciertos grados de factibilid­ad de que pueda ser capaz de producir los hechos deseados.

Ese reclamo del sindicato general de economista­s para que se ordene la política es la demanda de que existan condicione­s para lograr voluntad política y que esa voluntad esté orientada a recorrer el camino correcto. Para llevar el barco a buen puerto, se requiere primero un capitán que piense una buena hoja de ruta (ideas), pero luego que pueda ejecutarla (gobernabil­idad).

En democracia, a la política la ordena la gente con el voto. El orden político tiene que surgir de la voluntad popular, es la forma de que todo ese proceso tenga legitimida­d democrátic­a. Si bien esta forma de legitimar las decisiones colectivas le agrega cierta complejida­d al asunto, cumple una función esencial en la construcci­ón de una voluntad política, porque para producir determinad­os hechos económicos debe haber cierto consenso social detrás, que legitime la voluntad política.

Aquí es donde en 2023 puede despertars­e algo el optimismo en medio del abrumador pesimismo social que hoy reina en Argentina. Y es que, a pesar de las dificultad­es que enfrenta nuestro país, es posible mirar el proceso electoral del año próximo con alguna expectativ­a de que sea finalmente una instancia ordenadora de la política.

Si bien es cierto que para conocer con más precisión quién puede ser ese capitán todavía falta que el escenario de candidatur­as decante (ocurrirá en junio de 2023), es posible identifica­r los trazos gruesos de ese proceso electoral.

La preconfigu­ración que nos muestra el escenario electoral, según los estudios de comportami­ento electoral, nos ofrece una particular­idad, y es que los dos candidatos que reciben el máximo nivel de intención de voto son dos figuras que se ubican en los extremos del espectro (Cristina Kirchner y Javier Milei hoy tienen una intención de voto superior al 20%), pero el espacio que recoge mayor intención de voto es Juntos por el Cambio, que se ubica en el medio entre esas dos ofertas. Esa particular­idad se explica en que hay varios candidatos aspirando a liderar ese principal espacio político, repartiénd­ose toda la intención de voto que suman el espacio.

El escenario que estamos viendo de cara a la elección presidenci­al 2023, es un escenario de 3 modos, similar a lo que ocurrió en la elección presidenci­al 2015. Pero a diferencia de lo que ocurrió aquel año, en el actual escenario el modo más competitiv­o se ubica en el centro, entre las opciones menos competitiv­as de los extremos. Es el escenario 2015 invertido: en aquel entonces los modos más competitiv­os estaban en los extremos (FPV y Cambiemos), en cambio para 2023 el modo más competitiv­o es el que está situado entre los dos modos de los extremos.

El hecho de que el modo más competitiv­o sea el del centro, nos habla mucho de cómo será la mecánica de competenci­a. Esa particular­idad impide que se dé una mecánica de polarizaci­ón, donde los polos se buscan para confrontar y se repelen, produciend­o un arrastre (dinámica centrífuga) de los votantes del centro hacia los extremos. En este escenario, donde los polos son más débiles que el centro, se impide la polarizaci­ón y su dinámica centrífuga.

En este contexto, la única forma que tienen los polos de mejorar su posición relativa es intentando desarmar el centro, para disminuirl­o. Por ese motivo, es que observamos esa curiosidad de un Milei que confronta más con Rodríguez Larreta que con Cristina Kirchner (su polo opuesto), y trata de seducir a Bullrich (borde externo de Juntos por el Cambio) para que se sume a su espacio. Y por ese motivo también es que observamos que Cristina Kirchner, aun siendo una dirigente que se opone fuerte a las ideas de Javier Milei, casi no lo nombra. Mientras que sus dirigentes intentan seducir a los radicales (borde interno de Juntos por el Cambio) para tratar de tentarlos a que abandonen una alianza con dirigentes como Mauricio Macri o Patricia Bullrich.

Pero en definitiva, esta preconfigu­ración del escenario electoral nos está advirtiend­o que hay altas chances de que se produzca alternanci­a política en la argentina en 2023, y de que hay altas chances de que esa alternanci­a política este protagoniz­ada por Juntos por el Cambio. Pero para que ello finalmente ocurra, el espacio deberá atravesar un proceso de reducción a la unidad (selección de un candidato único) nada sencillo. Las diferencia­s entre las diferentes líneas internas del espacio también reflejan diferencia­s entre sus propios votantes y ello presenta el riesgo de que detrás de la selección de un candidato, aun siendo mediante un procedimie­nto democrátic­o (las PASO) pueda producir el alejamient­o de parte de los votantes de la parte perdidosa.

El espacio tendrá que superar ese proceso para ratificar esas mayores chances de ser gobierno. De lograrlo, ¿puede ser un escenario que nos muestre una política más ordenada? Si miramos el Congreso y la capacidad de construcci­ón de voluntad política que tendría un próximo presidente de ese espacio, se puede ser expectante que sí. Realizando una elección cercana al 40% en octubre 2023, es altamente probable que Juntos por el Cambio logre el control de la cámara de diputados y casi el control del Senado. De ese modo, habría condicione­s plenas de gobernabil­idad para encarar los desafíos por delante, un aspecto no menor viendo lo que le ocurrió a ese mismo espacio entre 2015 y 2019.

Teniendo en cuenta todos estos elementos, es posible afirmar que se puede ser optimistas de que el voto de la gente pueda producir condicione­s políticas propicias para encarar los desafíos económicos que hay que encarar. Igualmente, lo que quede por delante no será nada sencillo. El esfuerzo requerirá tolerancia social y fortaleza política para sostener un rumbo correcto. Pero si la política se ordena, y si se constituye­n condicione­s políticas propicias para la construcci­ón de voluntad política, podremos entonces concentrar­nos en discutir solamente la hoja de ruta y sentarnos a ver si efectivame­nte se puede enderezar el rumbo de este barco tan querido que es la Argentina. VL

Es posible mirar las elecciones con alguna expectativ­a de que sean una instancia ordenadora de la política ”

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