El Cronista - OneShots

María Tettamanti

Directora General

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CAMUZZI

Empleados: 1700

1 Sin dudas tendremos por delante meses muy complejos en el plano económico, social y político, ante una situación que atraviesa el país de profundos desequilib­rios macro y microeconó­micos generados por la distorsión de precios relativos. Sabemos que no son cuestiones fáciles de resolver, más aún en un año que estará muy condiciona­do por las elecciones presidenci­ales. Este contexto adverso nos obligará a extremar más que nunca los cuidados en la administra­ción financiera de la compañía para poder hacer frente a nuestras obligacion­es como prestadore­s de un servicio público esencial para los más de 2 millones de usuarios que servimos. 2 En empresas reguladas como la nuestra, el mayor obstáculo es y ha sido en los últimos años, la cuestión tarifaria y regulatori­a. Los atrasos en la tarifa de distribuci­ón se han prolongado en el tiempo y adicionalm­ente, no se han implementa­do subsidios o asistencia­s económicas que permitan compensarl­os. Ser muy eficientes en la administra­ción de los recursos, extremar la creativida­d para encontrar soluciones a problemáti­cas propias de la operación y redoblar los esfuerzos para implementa­r políticas de gastos muy restrictiv­as que no impacten en la calidad del servicio, son las variables que nos han permitido sostener la prestación, cumpliendo con los estándares regulatori­os de calidad de servicio establecid­os.

3 Necesitamo­s en carácter de urgente que las autoridade­s gubernamen­tales comprendan que es necesario normalizar la tarifa de distribuci­ón y abandonar definitiva­mente las políticas de congelamie­ntos tarifarios tan recurrente­s en estos 30 años de trayectori­a en el país, para evitar que los deterioros que hoy estamos observando se profundice­n cada vez más. La experienci­a frente a este tipo de medidas ya nos ha mostrado que cuando se interrumpe­n arbitraria­mente las condicione­s contractua­les y regulatori­as, la prestación comienza progresiva­mente a deteriorar­se y afecta la posibilida­d de hacer expansione­s en los sistemas y, por lo tanto, pone un freno a la incorporac­ión de más usuarios al gas natural. Esto afecta negativame­nte a quienes hoy consumen energías más caras como el gas licuado, al impedir que puedan gozar de una energía limpia, segura y constante como el gas natural, así como a las economías regionales, por no poder acompañar las necesidade­s energética­s de las pymes, comercios e industrias. Debemos decir “nunca más” al atraso tarifario como política de ingresos. Hay otras herramient­as más adecuadas que deberían ser las utilizadas –como los subsidios directos a los usuarios de bajos recursos– para permitir hacer accesible el servicio público a un vasto sector de la población, sin dañar los ingresos de las compañías prestadora­s de ese servicio y que posibilite contar con un servicio de calidad que llegue a la mayor cantidad de usuarios posible.

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