Una herramienta para el crecimiento
Con las recientes elecciones presidenciales se consolidan 40 años de democracia. La democracia es quizás el mayor logro conjunto reciente de nuestra sociedad. Es la condición necesaria para lograr el desarrollo y que Argentina sea una república próspera.
Sin embargo, en estos 40 años no se ha logrado el bienestar económico de los habitantes; cuatro de cada diez argentinos son pobres. El inicio de un nuevo gobierno siempre trae la oportunidad de comenzar una etapa, con apoyos políticos y expectativas renovadas.
La economía argentina está signada por una alta inflación, producto de desequilibrios macroeconómicos propios vinculados al exceso de gasto público y regulaciones económicas inadecuadas, exacerbados temporariamente por la sequía sufrida en 2023 y parte de 2023.
Reducir en forma sostenida la pobreza requiere mantener un crecimiento robusto de la actividad económica durante años. Las condiciones internacionales y las potencialidades de nuestro país, permiten ser optimistas al respecto. Sin embargo, en el corto plazo el nuevo gobierno enfrentará grandes desafíos para corregir los desequilibrios actuales y se requerirá de gran pericia para hacerlo sin generar mayor inestabilidad macroeconómica.
Una vez estabilizada la macroeconomía, el crecimiento económico solo se podrá sostener a mediano y largo plazo, si se cuenta con el crédito bancario para financiarlo. Actualmente, el crédito bancario en relación al PBI de Argentina muestra el nivel más bajo de la región, en torno al 8 %; el promedio de Latinoamérica
es superior al 50%. Eso tiene que cambiar.
Con las condiciones adecuadas en una economía estable, en dos años la bancarización (crédito /PBI) puede pasar del 8% a niveles de entre el 12 y 15 %. Esto es el equivalente a unos u$s 18.000 millones de nuevos créditos. Y en 5 años la bancarización podría ser el 25% del PBI, según estimaciones de Adeba. Eso significaría triplicar el crédito actual, lo que representaría un aumento de U$s45.000 millones.
El sistema bancario cuenta ahora mismo con el capital para duplicar el nivel de créditos. También cuenta con una gran parte de la liquidez para la etapa inicial de dicho proceso de expansión del crédito y el resto surgirá del aumento progresivo de los depósitos.
Para lograr el desarrollo del crédito que potencie el crecimiento económico, es necesario que el Estado, en el ámbito de sus funciones, ofrezca las condiciones para que la banca despliegue todo su potencial. Estas condiciones pueden agruparse en 5 grandes pilares: - Estabilidad macroeconómica y moneda. Se requiere bajar el gasto a los niveles históricos que permitan reconstituir la solvencia fiscal y contar con una moneda estable y cierta previsibilidad de las principales variables económicas.
- Eliminación de los impuestos distorsivos que afectan a la actividad y reducción de las retenciones y percepciones. Gran parte de la baja bancarización argentina se explica por la exorbitante carga impositiva que deben soportar los usuarios del sistema financiero en los tres niveles de gobierno; impuesto al cheque, ingresos brutos, tasas municipales, etc.
- Desmantelamiento de tasas reguladas. El sistema financiero está sobrerregulado, lo que limita su potencialidad de generar créditos. Existen tasas máximas sobre préstamos y financiación de tarjetas de créditos, que generan exclusión de sectores a los cuales solo se pueden atender con tasas superiores a las máximas. También existen regulaciones que establecen tasas mínimas para los depósitos a plazos, que aumentan el costo de fondeo, limitan la competencia y acortan los plazos. - Seguridad jurídica. El sistema financiero debe ser capaz de atraer recursos a mediano y largo plazo, para financiar los préstamos. Para ello se requiere confianza en las instituciones y seguridad jurídica. El Ejecutivo y el Congreso deben abstenerse en intervenir en los contratos convenidos entre privados. La reciente aprobación en Diputados del proyecto de créditos hipotecarios UVA (actualmente a consideración del Senado) es un ejemplo de acciones que debilitan la seguridad jurídica de los contratos. - Promover la competencia en igualdad de condiciones. Con los avances tecnológicos se han sumado nuevos participantes en la provisión de servicios financieros, entre ellos las denominadas fintech y bigtech. Esto permite brindar más y mejores servicios a los usuarios financieros. Para aprovechar toda la potencialidad del ecosistema y evitar ventajas indebidas, es necesario que se asegure la competencia entre los jugadores, evitando que alguno pueda tomar acciones tendientes a limitar la competencia.
Las condiciones internacionales y la potencialidad de nuestro país, dan una nueva oportunidad para retomar el camino del crecimiento. Pero antes, el nuevo gobierno tiene el desafío de enfrentar los desequilibrios macroeconómicos actuales, evitando que se agraven, e implementar un plan económico consistente de mediano y largo plazo. Para ello se debe reducir el nivel de gasto público para que sea posible financiarlo con impuestos “normales” y remover aquellas regulaciones e intervenciones estales que impiden al sector privado producir según su capacidad real.
En ese contexto el sector bancario juega un papel clave, contando con la capacidad técnica y patrimonial de dar el financiamiento para el desarrollo socio-económico del país los próximos años. Es responsabilidad del próximo gobierno generar las condiciones propicias para el desarrollo del crédito y del sector privado llevarlo adelante.