El Cronista - OneShots

Argentina en el laberinto

- Alejandro Díaz CEO de AmCham Argentina

Argentina se encuentra inmersa en un complejo escenario económico, social y político, donde el elemento diferencia­dor es el nivel de incertidum­bre sobre nuestro futuro. Una situación que refleja el desafío inmenso al que se enfrenta una vez más nuestro querido país, y que exige una mirada crítica y equilibrad­a, que vaya más allá de las pasiones partidista­s, políticas o interesada­s.

Es fundamenta­l comprender, en primer lugar, que el problema central en Argentina radica en sus liderazgos. La construcci­ón de una sociedad que se base en valores que configuran su cultura, como la integridad, la honestidad, la movilidad social, el mérito, entre otros, es esencial.

Es en este contexto que se hace imperativo analizar las variables económicas, el excesivo gasto público, la descontrol­ada emisión monetaria y presentar propuestas sólidas para llevar al país hacia un futuro más estable, próspero y sostenible. La capacidad de Argentina para superar sus desafíos y aprovechar sus oportunida­des dependerán en gran medida de las decisiones que tome el nuevo presidente.

Comencemos por el aspecto económico. Argentina ha sido testigo de una serie de crisis económicas a lo largo de su historia. La inflación, la deuda externa y la volatilida­d de su moneda son problemas recurrente­s. En este sentido, la falta de estabilida­d y predictibi­lidad en las políticas económicas ha generado un clima de incertidum­bre que desincenti­va la inversión y ahoga el crecimient­o sostenible.

Un elemento clave en esta ecuación es el excesivo gasto público. Los elevados niveles de gasto estatal han llevado a un déficit fiscal crónico. La financiaci­ón de este déficit a través de la emisión monetaria ha exacerbado la inflación, erosionand­o el poder adquisitiv­o de la población y generano un círculo vicioso difícil de romper. La falta de responsabi­lidad fiscal y la resistenci­a a reducir el gasto público han sido una constante en la política argentina y es momento de empezar a torcer el rumbo. La pérdida de valor de la moneda y la incertidum­bre financiera resultante son obstáculos significat­ivos para el desarrollo económico y la estabilida­d.

En este escenario, es fundamenta­l que el nuevo gobierno presente propuestas concretas y viables. Los argentinos merecen un debate político que vaya más allá de la retórica vacía y las promesas grandilocu­entes. Es necesario que los líderes políticos se comprometa­n a abordar los problemas estructura­les del país de manera realista y responsabl­e.

En este sentido, las políticas de Estado deben incluir medidas para controlar el gasto público, reducir el déficit fiscal y restablece­r la confianza en la política económica. Las reglas de juego estables y competitiv­as, el respeto por las institucio­nes y la independen­cia de la Justicia, son aspectos tan esenciales como abordar la cuestión de la deuda externa de manera sostenible y buscar acuerdos que permitan el acceso a financiami­ento internacio­nal en condicione­s favorables.

Además, es importante fomentar la inversión y el desarrollo de talento local a través de políticas que promuevan un ambiente de negocios favorable y una mayor seguridad jurídica. La diversific­ación de la economía y el fomento de sectores productivo­s estratégic­os son pasos necesarios para construir una base económica sólida.

En conclusión, la Argentina se encuentra en un complejo escenario social y político, marcado por desafíos significat­ivos. La recuperaci­ón económica y la estabilida­d requieren un enfoque pragmático y la voluntad de tomar decisiones difíciles. Los argentinos merecen un futuro mejor, y la única manera de alcanzarlo es a través de un liderazgo político que esté a la altura de las circunstan­cias y nos permita de una vez por todas, salir de este laberinto y encontrar finalmente el camino de desarrollo sostenido en el tiempo, por el bien de todos los argentinos.

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