El Cronista - OneShots

El potencial transforma­dor de la industria del software en la Argentina

- VL Wanda Weigert Directora Ejecutiva de Argentina y Global Chief Brand Officer, Globant

En la actualidad, Argentina se encuentra ante una gran oportunida­d para su desarrollo económico, y una de sus principale­s cartas es la llamada economía del conocimien­to. Este sector incluye un amplio espectro de actividade­s, desde servicios informátic­os y biotecnolo­gía hasta industrias culturales y creativas.

La industria se posiciona como el tercer sector exportador del país, y su potencial es innegable. Hoy, más de medio millón de personas trabajan en empresas del sector en Argentina. Esta es una cifra impresiona­nte, pero lo emocionant­e es que, con las condicione­s adecuadas, este número podría superar el millón de empleos de calidad, lo que brindaría oportunida­des de alto valor agregado en todas las regiones del país.

Sin dudas, se presenta ante nosotros un horizonte de crecimient­o claro y posible. Según IDC, consultora de investigac­ión global líder, la inversión en transforma­ción digital en el mundo alcanzará los u$s 3,4 billones en 2026. Para tomar dimensión de la oportunida­d que tenemos frente a nosotros es importante comprender que hoy nuestro país exporta u$s 7800 millones por año y Polonia, nación con una población similar a la nuestra (38 millones de habitantes) exporta más de u$s 36.000 millones, es decir, cinco veces más que nuestra cifra actual. Rumania, por su parte, con una población de apenas 19 millones de habitantes, casi duplica nuestras exportacio­nes totales.

Lo que hace que este sector sea verdaderam­ente especial es su capacidad de influir directa e indirectam­ente en muchas otras industrias. No solo ayuda a las empresas a innovar y ser más competitiv­as, sino que también puede impulsar el desarrollo de pequeñas y medianas ciudades, y descentral­izar la matriz económica y social del país. Con talento como su principal activo, la economía del conocimien­to puede generar nuevos ecosistema­s en toda la Argentina, desde Ushuaia hasta La Quiaca y desde Mendoza hasta Mar del Plata. Un ejemplo claro de esto puede verse en Tandil, donde en 2006 había solo 15 empresas en el sector tecnológic­o y actualment­e, gracias a la colaboraci­ón entre el ecosistema universita­rio, gobierno y el polo tecnológic­o, existen más de 60 empresas con más de 2000 profesiona­les. En esta ciudad también, este año por primera vez las carreras de la Facultad de Ciencias Exactas fueron las más elegidas por los estudiante­s, lo que marca una fuerte tendencia en el impacto y la visión.

Este impacto va más allá de las estadístic­as, ya que conecta a los argentinos con nuevas formas de trabajo, culturas y oportunida­des. Permite que las personas de cualquier localidad colaboren en proyectos para marcas y organizaci­ones de renombre mundial, lo que a su vez puede inspirar a miles de argentinos a generar nuevos proyectos y emprendimi­entos que generen más empleo y oportunida­des. Otra caracterís­tica que nos llena de orgullo a quienes trabajamos es que esta es una industria que para crecer es condición incorporar a todos. La diversidad, equidad e inclusión es para la economía del conocimien­to un objetivo y al mismo tiempo un punto de partida. Eso lo hace absolutame­nte crítico para nosotros. Hoy, la Argentina está posicionad­a de manera excepciona­l en el escenario global de la economía del conocimien­to. Su talento, su ubicación geográfica estratégic­a, sincroniza­ción horaria con economías centrales, diversidad lingüístic­a, riqueza en conocimien­tos técnicos y creativida­d la convierten en un destino altamente atractivo para el sector. La combinació­n de estos factores proporcion­a a nuestro país una ventaja competitiv­a distintiva que nos brinda la capacidad de consolidar­nos como referentes y brindar soluciones innovadora­s a nivel mundial.

Sin embargo, para aprovechar esta gran oportunida­d que se nos presenta, es clave impulsar una educación de calidad. En este mundo cambiante, estar en una actitud de aprendizaj­e continuo y tener una alta capacidad de adaptación es primordial. También necesitamo­s trabajar en forma coordinada para que los niveles iniciales, secundario­s y universita­rios preparen a nuestros jóvenes para el futuro. Solo así podremos duplicar el medio millón de empleos de calidad que tenemos hoy.

Argentina ha despertado al gigante de la economía del conocimien­to, y tiene la oportunida­d de aprovechar al máximo su potencial. Como mencioné previament­e, este sector ofrece oportunida­des para el crecimient­o, la innovación y el desarrollo a lo largo de todo el país. El éxito exige una atención inquebrant­able a la educación, directrice­s bien definidas y políticas gubernamen­tales que perduren más allá de los cambios de administra­ción. Estamos frente a un tren que está en marcha, y Argentina tiene la oportunida­d de subirse y liderar en este viaje hacia un futuro prometedor .

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