Los desafíos de una reforma laboral
Los cambios sistemáticos y vertiginosos que nos impone en forma diaria la era 4.0 no nos dan respiro. A cada instante, nuevas apps se interponen entre el cliente o usuario y quién brinda los servicios como un medio de facilitación y accesibilidad a todo lo que podamos imaginar.
Las billeteras digitales, el home banking, el GPS para llegar a destino, el pronóstico del tiempo online y por satélite, las variables económicas y financieras globales, las inversiones por vía del celular, el intercambio de divisas, las reservas de eventos deportivos en todo el planeta, y las reservas de viajes alojamiento o traslado, son actividades cotidianas.
Las herramientas telemáticas (comunicación + informática) de máxima portabilidad canalizan todos los productos y servicios entre notebooks, relojes inteligentes y celulares multifuncionales.
La realidad muestra un proceso de “despapelización” sistemático, donde todo se archiva por vía digital, incluyendo los textos y contratos originales, y por ende, las actividades en general se descentralizan y se deslocalizan, como es el ejemplo del teletrabajo y del home office. Todo lo que sea un servicio se informatiza, todo lo que sean operaciones materiales se robotiza o se automatiza a través de distintos dispositivos ordenados por algoritmos.
Los ejemplos más importantes son los cajeros automáticos y las sucursales virtuales de los bancos, la fotomulta y la automatización integral de la llamada justicia de faltas, los sistemas de compras como Despegar.com o Mercado Libre, la combinación de compras pagos delivery y recepción de los supermercados a través de la Web, o el traslado de personas de Uber, Cadify, o DiDi.
En este contexto se producen los llamados efecto sustitución y efecto cancelación. El efecto sustitución está conformado por el reemplazo del trabajo humano por medios electrónicos (v.gr. en la actividad financiera) o la mano de obra en las fábricas por la robotización y automación de los procesos (v.gr. las líneas de montaje en las empresas automotrices). El efecto anulación llega al extremo de que el trabajo humano desaparece del proceso en forma total y definitiva.
En las democracias del siglo XXl el mundo de las promesas vanas e incumplidas determina que los ciudadanos exijan cambios concretos y reales, sin atenuantes, y con el riesgo de que explote en lapsos breves, el cuestionamiento de la legitimidad de ejercicio, que en Occidente está desgastada por casos de autoritarismo, otros de populismo, y muy poco de lo que la sociedad requiere para la solución de sus problemas concretos.
¿En qué medida este mundo revolucionario de las tecnologías exponenciales impone una reforma laboral?
Lo cierto es que las bases del sistema jurídico están sustentada en la realidad de todos los días, en la primacía de la realidad más allá de la apariencia o la denominación que se le atribuya a las distintos fenómenos y circunstancias. Y es allí donde en la Argentina, pero también en la mayoría de los países democráticos, se está profundizando el desacople entre el sistema legal y la realidad sobre la cual las normas tienen que operar como un arquetipo de ordenación de las conductas de los seres humanos
En las democracias del siglo XXl el mundo de las promesas vanas e incumplidas determina que los ciudadanos exijan cambios concretos y reales, sin atenuantes”
que pretenden vivir en sociedad y en paz y armonía. Obsérvese que, dentro de nuestros 40 años de democracia, solo se aprobó una ley para el futuro, la de teletrabajo (Ley 27.555) mientras que la mayoría de las reformas estuvieron ligadas a derechos subjetivos ligados a los modelos del pasado.
En una etapa tan demandante como la que viene, la realidad ha generado tantos cambios, que la gran mayoría de nuestro marco regulatorio quedó obsoleto, y sencillamente fijó reglas para un mundo que ya no existe.
Sintetizando los desafíos más importantes, la dinámica de los cambios, las innovaciones sistemáticas, y en especial los nuevos descubrimientos, nos colocan al borde la Inteligencia Artificial, donde los equipos, los robots, los sistemas pensarán por sí mismos, y podrán extraer conclusiones aún a pesar de lo que piensa el ser humano, porque las máquinas podrán pensar de lo que piensan.
La reforma inevitable deberá centrarse en:
1. La promoción del empleo en todas sus formas, incluye el peso de las cargas sociales (aportes y contribuciones); 2. Las reglas de las apps en las actividades donde se opera a través de ellas para el transporte de personas o de mercaderías, por una vía autónoma, y con reglas propias de un estatuto especial; 3. El teletrabajo, el home office, el trabajo nómada, y todos los sistemas de trabajo a distancia por vía telemática y las necesidades de su actualización permanente; 4. La incorporación de las nuevas tecnologías en las normas sobre relaciones laborales, en el control de ausentismo, en las licencias por enfermedades y accidentes, inculpables o del trabajo; 5. La jornada dinámica, la remuneración por productividad y por resultado, en lugar de la jornada fija y la remuneración por hora, por día o por mes; 6. La derogación de todos los impuestos multas o adicionales distorsivos, como los de la Ley Nacional de Empleo 24.013 y complementarias;
7. La cobertura de despidos a través de un fondo y el régimen de protección frente al desempleo, combinados; 8. La reformulación de la democracia sindical, el control del patrimonio, la diferenciación de los ingresos sindicales y de las obras sociales, y la asignación de los recursos; 9. La reformulación de la negociación colectiva, el convenio de empresa, el convenio interactivo de pequeñas empresas y los mecanismos de disponibilidad colectiva;
10. La reglamentación del derecho de huelga en los servicios esenciales incluyendo el transporte público y la educación.
La realidad arrasa con los despojos del pasado, y enfrenta una legislación fósil que se elaboró en la década de los 70, cuando todavía no existía el fax ni el celular, sobre la base de los principios de la posguerra. El Congreso y las iniciativas del Poder Ejecutivo tendrán que asumir la responsabilidad de debatir y promover el novísimo modelo de relaciones laborales, dentro de la cibernética, la robótica y en los albores de la inteligencia artificial.