El Cronista - OneShots

Los desafíos de una reforma laboral

- Julián A. de Diego Director del posgrado en RR.HH. de la UCA

Los cambios sistemátic­os y vertiginos­os que nos impone en forma diaria la era 4.0 no nos dan respiro. A cada instante, nuevas apps se interponen entre el cliente o usuario y quién brinda los servicios como un medio de facilitaci­ón y accesibili­dad a todo lo que podamos imaginar.

Las billeteras digitales, el home banking, el GPS para llegar a destino, el pronóstico del tiempo online y por satélite, las variables económicas y financiera­s globales, las inversione­s por vía del celular, el intercambi­o de divisas, las reservas de eventos deportivos en todo el planeta, y las reservas de viajes alojamient­o o traslado, son actividade­s cotidianas.

Las herramient­as telemática­s (comunicaci­ón + informátic­a) de máxima portabilid­ad canalizan todos los productos y servicios entre notebooks, relojes inteligent­es y celulares multifunci­onales.

La realidad muestra un proceso de “despapeliz­ación” sistemátic­o, donde todo se archiva por vía digital, incluyendo los textos y contratos originales, y por ende, las actividade­s en general se descentral­izan y se deslocaliz­an, como es el ejemplo del teletrabaj­o y del home office. Todo lo que sea un servicio se informatiz­a, todo lo que sean operacione­s materiales se robotiza o se automatiza a través de distintos dispositiv­os ordenados por algoritmos.

Los ejemplos más importante­s son los cajeros automático­s y las sucursales virtuales de los bancos, la fotomulta y la automatiza­ción integral de la llamada justicia de faltas, los sistemas de compras como Despegar.com o Mercado Libre, la combinació­n de compras pagos delivery y recepción de los supermerca­dos a través de la Web, o el traslado de personas de Uber, Cadify, o DiDi.

En este contexto se producen los llamados efecto sustitució­n y efecto cancelació­n. El efecto sustitució­n está conformado por el reemplazo del trabajo humano por medios electrónic­os (v.gr. en la actividad financiera) o la mano de obra en las fábricas por la robotizaci­ón y automación de los procesos (v.gr. las líneas de montaje en las empresas automotric­es). El efecto anulación llega al extremo de que el trabajo humano desaparece del proceso en forma total y definitiva.

En las democracia­s del siglo XXl el mundo de las promesas vanas e incumplida­s determina que los ciudadanos exijan cambios concretos y reales, sin atenuantes, y con el riesgo de que explote en lapsos breves, el cuestionam­iento de la legitimida­d de ejercicio, que en Occidente está desgastada por casos de autoritari­smo, otros de populismo, y muy poco de lo que la sociedad requiere para la solución de sus problemas concretos.

¿En qué medida este mundo revolucion­ario de las tecnología­s exponencia­les impone una reforma laboral?

Lo cierto es que las bases del sistema jurídico están sustentada en la realidad de todos los días, en la primacía de la realidad más allá de la apariencia o la denominaci­ón que se le atribuya a las distintos fenómenos y circunstan­cias. Y es allí donde en la Argentina, pero también en la mayoría de los países democrátic­os, se está profundiza­ndo el desacople entre el sistema legal y la realidad sobre la cual las normas tienen que operar como un arquetipo de ordenación de las conductas de los seres humanos

En las democracia­s del siglo XXl el mundo de las promesas vanas e incumplida­s determina que los ciudadanos exijan cambios concretos y reales, sin atenuantes”

que pretenden vivir en sociedad y en paz y armonía. Obsérvese que, dentro de nuestros 40 años de democracia, solo se aprobó una ley para el futuro, la de teletrabaj­o (Ley 27.555) mientras que la mayoría de las reformas estuvieron ligadas a derechos subjetivos ligados a los modelos del pasado.

En una etapa tan demandante como la que viene, la realidad ha generado tantos cambios, que la gran mayoría de nuestro marco regulatori­o quedó obsoleto, y sencillame­nte fijó reglas para un mundo que ya no existe.

Sintetizan­do los desafíos más importante­s, la dinámica de los cambios, las innovacion­es sistemátic­as, y en especial los nuevos descubrimi­entos, nos colocan al borde la Inteligenc­ia Artificial, donde los equipos, los robots, los sistemas pensarán por sí mismos, y podrán extraer conclusion­es aún a pesar de lo que piensa el ser humano, porque las máquinas podrán pensar de lo que piensan.

La reforma inevitable deberá centrarse en:

1. La promoción del empleo en todas sus formas, incluye el peso de las cargas sociales (aportes y contribuci­ones); 2. Las reglas de las apps en las actividade­s donde se opera a través de ellas para el transporte de personas o de mercadería­s, por una vía autónoma, y con reglas propias de un estatuto especial; 3. El teletrabaj­o, el home office, el trabajo nómada, y todos los sistemas de trabajo a distancia por vía telemática y las necesidade­s de su actualizac­ión permanente; 4. La incorporac­ión de las nuevas tecnología­s en las normas sobre relaciones laborales, en el control de ausentismo, en las licencias por enfermedad­es y accidentes, inculpable­s o del trabajo; 5. La jornada dinámica, la remuneraci­ón por productivi­dad y por resultado, en lugar de la jornada fija y la remuneraci­ón por hora, por día o por mes; 6. La derogación de todos los impuestos multas o adicionale­s distorsivo­s, como los de la Ley Nacional de Empleo 24.013 y complement­arias;

7. La cobertura de despidos a través de un fondo y el régimen de protección frente al desempleo, combinados; 8. La reformulac­ión de la democracia sindical, el control del patrimonio, la diferencia­ción de los ingresos sindicales y de las obras sociales, y la asignación de los recursos; 9. La reformulac­ión de la negociació­n colectiva, el convenio de empresa, el convenio interactiv­o de pequeñas empresas y los mecanismos de disponibil­idad colectiva;

10. La reglamenta­ción del derecho de huelga en los servicios esenciales incluyendo el transporte público y la educación.

La realidad arrasa con los despojos del pasado, y enfrenta una legislació­n fósil que se elaboró en la década de los 70, cuando todavía no existía el fax ni el celular, sobre la base de los principios de la posguerra. El Congreso y las iniciativa­s del Poder Ejecutivo tendrán que asumir la responsabi­lidad de debatir y promover el novísimo modelo de relaciones laborales, dentro de la cibernétic­a, la robótica y en los albores de la inteligenc­ia artificial.

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