El espíritu de las startups se potencia en tiempos de crisis
Hace algunas semanas me encontré una vez más en la lista de las 500 personas más influyentes de América latina. Ser reconocidos por nuestro trabajo es definitivamente una razón de gran orgullo y satisfacción, especialmente para mí.
Después de experimentar los primeros días de entusiasmo, como suelo hacerlo, repasé mis actividades diarias y semanales; y de repente la euforia se transformó en una sensación de gran responsabilidad. Empecé a considerar el verdadero significado de asumir el compromiso de influir en otros.
A medida que profundizaba en esta reflexión, me di cuenta de que no se espera que haga nada extraordinario más allá de lo que ya he estado haciendo los últimos 20 años en Endeavor Argentina: trabajar incansablemente para convertir el emprendimiento en un camino menos solitario y brindar más herramientas a aquellos que desean perseverar en la búsqueda de sus sueños y contribuir al progreso de nuestro país.
¿Tarea Fácil? No. ¿Pienso rendirme? Claro que no. Por el contrario, es precisamente en tiempos difíciles, cuando la incertidumbre parece ser la única constante, cuando los auténticos líderes emergen y mantienen su firmeza. Nos encontramos en un momento crítico en la historia de nuestro país, una encrucijada que demanda compromiso y valentía.
Y el emprendedorismo, lejos de ser una simple alternativa, se convierte en una necesidad imperante. Es en estos momentos de desafíos económicos y sociales, que el espíritu innovador y la resiliencia de los emprendedores, pueden marcar la diferencia.
Con solo mirar a nuestro alrededor podemos encontrar casos de empresas que no solo sobrevivieron, sino que prosperaron en medio de la adversidad. Son vivos ejemplos de la capacidad transformadora del emprendedorismo.
Por suerte, este fenómeno no se limita a unas pocas historias de éxito. A lo largo y ancho del
No debemos aplacar el espíritu emprendedor, es justamente ese espíritu el que sigue generando trabajo. No permitamos que nuestros miedos lo sofoquen”
país existe una red de emprendedores que día a día son motor de la economía y la sociedad. No se trata solo de generar empleo y riqueza, sino de abordar los problemas sociales y trabajar para mejorar la calidad de vida de las personas.
No está permitido bajar los brazos
Hace muy poco una mujer, emprendedora de gran trayectoria, dijo en un encuentro: “Nunca debes olvidar a las personas escalera: aquellas que te ayudaron a llegar más alto”. Es cierto, resulta difícil olvidar a aquellas personas que nos acompañaron en nuestro recorrido. Yo recuerdo con gratitud a quienes me dieron apoyo, contención y se esforzaron al máximo para brindarme oportunidades de crecimiento.
Es fundamental que quienes hoy tenemos algún tipo de influencia sobre nuestras comunidades alcemos la voz y actuemos por aquellos que no corren con la misma suerte. En esta línea, y como referente en el mundo emprendedor, es mi responsabilidad hacer un llamado a la acción que alcance a quienes ostentan el poder para cambiar las reglas del juego, tanto al sector público como al sector privado y a cada individuo sin excepción.
No debemos aplacar el espíritu emprendedor, es justamente ese espíritu el que sigue generando trabajo. No permitamos que nuestros miedos e inseguridades lo sofoquen. Son las nuevas ideas y la innovación las que nos impulsarán hacia adelante. El trabajo en equipo, la formación continua y la mentalidad de crecimiento son pilares fundamentales en este proceso.
Si consigo ser la “escalera” en la vida de algún emprendedor habré cumplido con éxito mi misión como líder.