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A paso lento

Apenas el 11,2% de las empresas que integran esta edición tienen una mujer como número uno. En los últimos años se avanzó en paridad de género, pero todavía falta mucho por hacer

- Por Ricardo Quesada rquesada@cronista.com

De las casi 500 empresas que participar­on este año del Quién es quién, apenas 56 (11,2%) tienen una mujer como número uno. Este número se mantiene casi inalterado con respecto a la edición 2023, cuando el 10,7% de las compañías –las más importante­s de la argentina– estaban bajo mando femenino. El techo de cristal sigue existiendo y pese a todos los esfuerzos por romperlo, parece más fuerte que nunca.

La Argentina está por detrás del promedio regional de mujeres en puestos de alta dirección. El reporte Women in Business (WIB) 2024 realizado por la consultora Grant Thornton indica que en el país solo 31% de los cargos de altos mandos están ocupados por mujeres. El número es cinco puntos menos que el promedio regional y dos puntos que la media global. A pesar de los números poco auspicioso­s, el informe destaca que si se mira la evolución en los últimos 10 años, se puede ver que las tendencias en todos los índices han ido en ascenso. Sin embargo, el camino está plagado de avances y retrocesos que hacen que aunque la tendencia sea creciente, la progresión se vuelva lenta e incierta. Además, el WIB 2024 compara la presencia de hombres y mujeres en puestos directivos por área. La conclusión es que, con excepción de Finanzas, TIC, RRHH, Marketing y Diversidad, en Argentina hay menos presencia de mujeres que hombres en todas las áreas claves de las organizaci­ones.

Otro estudio realizado por el Instituto para el Desarrollo Empresaria­l de la Argentina (IDEA) indica que 8 de cada 10 mujeres argentinas consideran que los hombres tienen más oportunida­des en el mundo laboral. Sin embargo, solo 4 de cada 10 hombres perciben esa desigualda­d.

Al cierre de este número, la Inspección General de Justicia publicaba en el Boletín una resolución que daba marcha atrás con la obligación de incorporar mujeres en los órganos de dirección y de fiscalizac­ión de las sociedades argentinas. La norma derogada, incorporad­a en 2020, establecía que en los directorio­s de las compañías debía haber paridad entre hombres y mujeres.

En el momento de publicarse la resolución, solo eran 10,3% de los miembros de directorio de las 1000 empresas más grandes de la Argentina son mujeres, según un estudio de KPMG. Tres años más tarde, la consultora revelaba que el porcentaje había llegado a 17,5%.

“Cuando tomás la decisión de eliminar el cupo, probableme­nte la consecuenc­ia más natural que tengas es que se vuelva más lento el proceso de incorporac­ión de las mujeres en los directorio­s. Por ejemplo, si existe una ley que obliga contemplar un tercio de mujeres en el board, cuando hagas el screening de posibles directores, uno deberá necesariam­ente mapear mujeres que podrían ocupar ese rol. En cambio si esa ley no existiese, puede disminuir el incentivo para que, si todos los candidatos que te llegan son hombres, proactivam­ente se busquen candidatas mujeres”, explica Ivana Thornton, presidenta de Mercer Argentina. La especialis­ta destaca que lo ideal es selecciona­r a la persona que tenga las mejores habilidade­s para el rol que se quiere cubrir, independie­ntemente de su género. Sin embargo, en muchas ocasiones, las mujeres no llegan a los espacios de mayor decisión de las empresas incluso cuando tengan la experienci­a y el conocimien­to suficiente.

“Se ha demostrado el cupo es que es un gran acelerador de cualquier minoría en términos de representa­tividad en las empresas”, agrega.

En ese sentido, destaca que las compañías que han establecid­o políticas de cupo avanzaron más rápidament­e en la agenda de equidad de género: “Pero esto por sí solo no alcanza. También hay que trabajar en brindar más oportunida­des equitativa­s de carrera, de pago, de experienci­a y de cultura”. ¿Cómo lograrlo? Grant Thornton identifica tres ejes claves para que las empresas aceleren el progreso hacia la paridad de género en la alta dirección. En primer lugar, que la compañía cuente con una persona encargada de diversidad, equidad e inclusión y que cuente con el apoyo de la dirección. Luego, se debe establecer una estrategia clara y contar con objetivos específico­s que permitan medir periódicam­ente el éxito alcanzado. Por último, se debe ofrecer flexibilid­ad en trabajo. Está probado que las empresas que brindan mayor ductilidad muestran un porcentaje más alto de mujeres en altos cargos directivos

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