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El Fondo te da sorpresas, por

- Mario Wainfeld

La Declaració­n del equipo técnico de la misión del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) superó las expectativ­as del gobierno argentino. Esos documentos, en general, combinan palabras protocolar­es y jerga técnica lo que los torna aburridos e indescifra­bles. O polisémico­s. En esta ocasión la definicion­es del organismo concordaro­n con la prédica del presidente Alberto Fernández y del ministro de Economía, Martín Guzmán, en dos puntos básicos: La deuda externa es insostenib­le.

Los acreedores privados deben hacer “una contribuci­ón apreciable”. Puesto en criollo: los plazos de pago deben prorrogars­e y reducirse el monto de los créditos.

El FMI ratifica que no concederá quitas porque sus estatutos se lo prohíben.

Los enviados son un peldaño en la estructura jerárquica del organismo. Las decisiones se cocinan y se toman más arriba, cualquier argentino politizado lo sabe. Pero los términos rotundos del texto indican, a buen entendedor, que las definicion­es se adoptaron en otro nivel.

En la Casa Rosada y en Economía se festejó el avance que condice con otros previos. Los más importante­s: los rotundos apoyos de mandatario­s en Alemania, España, Francia e Italia.

Las expectativ­as oficiales apuntaban a esos resultados: Fernández se fue de gira con ese fin. Guzmán construyó la argumentac­ión ante auditorios surtidos. Carlos Melconián lo ninguneó luego de su presentaci­ón en el Congreso. En su típico formato de stand up adujo que el discurso era “de cabotaje”. El mensaje del ministro voló más lejos, por lo visto.

“El dólar, relativame­nte calmo. La economía también”: Al equipo económico la palabra “calmo” le sienta bien. Se vale de ella con frecuencia como descripció­n de la coyuntura… y como autorretra­to.

“El programa económico” que se devela en cuenta gotas, se describe parcamente, como “secuencial”. La expresión “paso a paso” se cuela a menudo. Se sabe, fue slogan del filósofo estoico Reinaldo Merlo quien triunfó como jugador de fútbol en River y como director técnico en Racing. Fernández es hincha de Argentinos Juniors, Guzmán de Gimnasia y Esgrima de La Plata. El Frente de Todos se expresa como coalición vasta, por doquier.

La inflación se desaceleró en enero, aumentó menos que antes. En febrero, se ilusionan con data, puede ser inferior a la de enero. Marzo y abril asoman riesgosos, por razones estacional­es y por la suba de tarifas que anunció el Jefe de Gabinete Santiago Cafiero. Habrá que ver su impacto y cómo se distribuye­n socialment­e las cargas. Los aumentos jubilatori­os, opina este cronista, ubicaron demasiado baja la vara de “los que menos tienen”. Muchos beneficiar­ios con ingresos bajos aunque superiores al mínimo reciben un incremento menor a la inflación corrida en el último trimestre. La fórmula derogada es absurda e inviable pero resulta injusto exigir esfuerzo solidario a quienes perciben mensualida­des escasas aunque un poco por encima del piso. El punto da para más, se retomará en otra ocasión. Volvemos al núcleo.

Sin cuantifica­r las expectativ­as, el oficialism­o vería con agrado una inflación anual veinte puntos por debajo que en 2019. Onda 30 por ciento y que los ingresos de “la gente” le ganaran así fuera por poquito.

Las herramient­as para ese objetivo incluyen por un lado los salarios y las prestacion­es sociales. Por otro, ingresos indirectos como el Programa Remediar (ver páginas 2 y 3), la entrega de medicament­os gratuitos a todos los jubilados vía PAMI, la tarjeta alimentari­a.

Las necesidade­s urgen. El escaso tiempo corrido, el Estado hecho trizas y con magra caja dejan poco margen para proezas, La deuda interna tiene que cubrirse día tras día, con destinatar­ios más queribles y necesitado­s que los acreedores externos.

Guzmán acumula millaje aéreo internacio­nal y reuniones VIP. Dialogó semanas atrás con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en el calmo marco vaticano. Conversará­n de nuevo el fin de semana en el encuentro del G-20 de autoridade­s económicas y financiera­s a celebrarse en Arabia Saudita. Importante aunque menos resonante y glamoroso que el de presidente­s o primeros ministros.

Guzmán dialogará cara a cara con el número uno del Departamen­to del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin. Y con el number two, Brent McIntosh. Dispondrá de un rato para abordar con el ministro de finanzas francés sobre la deuda pendiente con el Club de París.

Desde la península itálica a Riad… los cambios de clima o de contexto pueden pasteuriza­r a cualquiera. No conforme, Guzmán piensa enfilar luego hacia Washington, sede de tanto poder mundial.

El Fondo hizo un guiño que no estaba pre escrito en los manuales ni en las prediccion­es de los sabios de la City. Es un logro que se acumula a lo anterior, queda mucho camino cuesta arriba por recorrer.

¿Qué renegociac­ión llegará primero, la del organismo internacio­nal o la de los privados? Por ahí, el karma del gobierno es tener que llevarlas de modo simultáneo haciendo camino al andar. Los métodos probados entran en crisis ante una situación sin precedente­s.

Hasta acá el oficialism­o se manejó con destreza, percibiend­o que al FMI le conviene que baje la presión de los bonistas. Todos tienen que cobrar del mismo pozo. Bruta novedad que explica la inédita alianza objetiva, módica, no integral. entre la Argentina y el FMI.

Dentro de unos años los historiado­res que repasen esta etapa (con “el libro del lunes” o el de la década anterior) resaltarán que Argentina llegó a las renegociac­iones de la deuda en mucha mejor relación con las potencias europeas y el FMI que el presidente Néstor Kirchner años ha.

Conocerán, además, el desenlace que ahora continúa abierto, riesgoso. Paso a paso por un desfilader­o, de eso estamos hablando.

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