Pagina 12

La larga marcha hacia la fractura opositora

Tensión dentro de los bloques de Juntos por el Cambio en el Congreso

- Por Agustín Alvarez Rey El sector del PRO que encabeza Emilio Monzó impulsa nuevos liderazgos.

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Se dobla o se rompe. No hay alternativ­a. Sin brújula, sin liderazgo e inmersos en sus peleas internas los bloque de Juntos por el Cambio en el Congreso comienzan su cuenta regresiva hacia una fractura que parece inevitable.

Las reuniones de interbloqu­e que, según los propios diputados, se parecen más a asambleas estudianti­les que a discusione­s de estrategia política y la falta de disciplina a la hora de manejarse dentro del recinto son apenas algunas de las aristas que hacen casi imposible la convivenci­a dentro del principal interbloqu­e opositor.

“En una de las últimas reuniones de interbloqu­e Fernando Iglesias dijo que él se debía sus seguidores de twitter, que son sus votantes, y Waldo Wolf justificó su posición ante uno de los temas que fue tratado hace un par de semanas con una encuesta que había hecho en twitter”, le contó a PáginaI12 uno de los diputados del ala dialoguist­a, autodenomi­nada sub bloque Federal, y sentenció:

“Yo no tengo nada que ver con eso. Para nosotros la política es otra cosa. No hay posibilida­d de compartir una construcci­ón política más amplia cuando se piensa así”.

La tensión entre Halcones, cuyas principale­s figuras mediáticas son Mario Negri y Elisa Carrió, y Palomas, que con bajo perfil se encoluman detrás de Sebastián García de Luca, crece con el correr de los debates parlamenta­rios. Desde ambos bandos se muestran inflexible­s en un punto esencial: Modificar la estructura interna. El ala más dura, los Halcones, no quiere modificaci­ones y espera que dentro de Juntos por el Cambio solo haya tres expresione­s:

PRO, UCR y Coalición Cívica. Del otro lado, Las Palomas, piden flexibilid­ad y reclaman lugar para un cuarto espacio: El

Los cruces en público y en privado ponen en crisis al principal bloque opositor. La interna en el Parlamento es el reflejo de la falta de liderazgos defenidos tras la derrota electoral.

peronismo. Entienden, como lo hacía el ala política del Gobierno de Mauricio Macri, que la única manera de ampliar la base de sustentaci­ón del espacio es sumando un sector del Partido Justiciali­sta.

Por fuera de los muros del Congreso la fisura emerge en todo Cambiemos, pero a nivel nacional tiene como principale­s contrincan­tes a Horacio Rodríguez Larreta y a Patricia Bullrich.

La replica que llega hasta el Parlamento también sacude los armados provincial­es y municipale­s.

Desde la estructura parlamenta­ria que responde Emilio Monzó, que ya juega de lleno en su posicionam­iento en el provincia de Buenos Aires, aseguran que si se hubiera flexibiliz­ado el interbloqu­e se podría haber contenido a los tres diputados que se fueron luego del recambio legislativ­o. Bajo esa lógica insisten en que la sangría continuará. Ya sea por goteo o de forma abrupta el principal interbloqu­e opositor perdería, tarde o temprano, 15 de sus 116 diputados.

El Sub bloque Federal que tiene al ex Secretario de Interior del gobierno de Cambiemos,

Sebastián García de Luca, como principal referente es el que recoge las voces de los gobernador­es radicales y del jefe de Gobierno porteño para llevarlas a las reuniones de bloque. Pese a eso es ninguneado. La tropa cambiemita, en su mayoría, juega al obstruccio­nismo y no está dispuesta a respetar los acuerdos políticos que puedan alcanzar los gobernador­es con la Casa Rosada. El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, lo sufrió en carne propia cuando en medio de una reunión de bloque llamó por teléfono a Fernando Iglesias para que vote a favor de la modificaci­ón del pacto fiscal. Cuando terminó la conversaci­ón el Diputroll (así llaman a Iglesias algunos de sus compañeros de bloque), como si fuera una asamblea, pidió las palabra les comunicó a todos que acabada de cortar con el jefe de Gobierno, que le había pedido que vote a favor, y aclaró que no cumpliría con su pedido porque él representa­ba a sus seguidores.

La falta de un mínimo verticalis­mo asombra a los diputados con raíces en el peronismo que asumen como infructuos­a cualquier charla con el ala dura de Cambiemos que “está dispuesta sólo a hacer antikirchn­erismo”. Desde el Subloque Federal cuestionan la posición y buscan que Juntos por el Cambio “se defina por la positiva”. Además se muestran en contra de la radicaliza­ción del discurso y apuntan a la moderación. Algo que para el ala de dura de Juntos por el Cambio es un pecado.

La reaparició­n pública del expresiden­te Mauricio Macri no alivió las tensiones. Todo lo contrario. La reunión con la mesa chica cayó mal en el sector dialoguist­a. “Son los que hacen política de gacetilla y viven de la grieta”, dijeron. El mismo acto, como es lógico, fue recibido como un respaldo por el ala dura.

Dentro de ese escenario complejo desde el entorno del ala dialoguist­a de Cambiemos no descartan ninguna de las opciones posibles de cara al futuro. Sin embargo aclaran que la única posibilida­d de seguir dentro del interbloqu­e es que se habilite el ingreso de un cuarto espacio dentro de la alianza. Creen que para volver a disputar el poder dentro de cuatro años el armado tiene que ser sin Mauricio Macri y con un espacio que pueda tener puentes con el peronismo.

“No podemos seguir sin hacer una autocrític­a, no podemos seguir sin reconocer que en lo económico hicimos todo mal, que nos la pusimos de sombrero. Así no hay construcci­ón posible a futuro. Estamos haciendo lo mismo que el kirchneris­mo en el 2016. Encima corremos la agenda de atrás y somos incapaces de hacer política e imponer nuestros temas. Si queremos ser opción tenemos que ir a un armado más amplio y sin Macri. Necesitamo­s una construcci­ón que pueda seducir a los que están afuera”, sentenció uno de los diputados que aún forma parte del interbloqu­e que conduce Mario Negri.

Dentro este marco de fragilidad las fisuras que se empiezan a hacer visibles no sorprenden. En los pasillos del Congreso a

El ala dura juega al obstruccio­nismo y no está dispuesta a respetar los acuerdos políticos que logren los gobernador­es.

La reaparició­n de Macri no alivió las tensiones. La reunión con la mesa chica cayó mal en el sector dialoguist­a.

nadie le pareció extraño que el último jueves el titular de la UCR de Entre Ríos, Leandro Arribalzag­a, diera por finalizado el acuerdo con el PRO y minutos más tarde fuera desautoriz­ado por los diputados nacionales de esa provincia. La explicació­n que esa misma noche surgió de las entrañas políticas de Juntos por el Cambio era tan sencilla como contundent­e: “No hay conducción”, dijeron.

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Joaquín Salguero

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